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Carla Guzmán y Miguel Ángel Maroto Serrano-¿Dormimos peor con la edad?

 

Al cumplir años se suman factores que pueden afectar dormir bien. Las etapas más profundas del sueño disminuyen; las personas mayores se despiertan con más facilidad durante la noche y más temprano en la mañana. Por eso, muchos duermen menos y, en algunos casos, mal.

Se suele recomendar que los adultos mayores duerman entre 7 y 8 horas. Es frecuente que, más que reducir el tiempo total de sueño, este reparta entre nocturno, que se acorta un poco, y una siesta para compensarlo.

Dormir mal en esta etapa puede afectar la memoria, la concentración y el ánimo, afectando el rendimiento intelectual y físico.

Pero la cantidad no es lo importante, lo fundamental es que el sueño sea reparador. Por eso, cuando esto no ocurre y la persona se encuentra somnolienta o cansada durante el día, es importante consultar con un especialista, ya que dormir mal esta etapa puede perjudicar la tensión arterial y la función metabólica, además de aumentar el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares.

 

¿POR QUÉ DORMIMOS PEOR?

El poco descanso en la tercera edad se puede deber a muchas causas, por ejemplo:

  1. Una menor capacidad del cerebro para mantener un sueño profundo.
  2. Problemas propios del envejecimiento, como molestias hormonales en las mujeres y dificultades prostáticas en los hombres.
  3. Consumo de ciertos medicamentos que afectan el sueño.
  4. Patologías que afectan el sueño, como sentir dolor, trastornos respiratorios o el síndrome de piernas inquietas.
  5. Malos hábitos de sueño:
    • Pasar gran parte del día en el dormitorio y realizar la mayoría de sus actividades ahí.
    • Acostarse muy temprano, lo que lleva a despertar en la madrugada.
    • Dormir una siesta durante el día para compensar la falta de sueño. Este hábito no es recomendable para quienes padecen insomnio aunque, si realmente lo necesitan, la siesta no debe durar más de media hora y ser después de la comida, nunca muy tarde.

Hay diferencias en el sueño de los mayores respecto a los adultos, por lo que es importante que los familiares o cuidadores y la persona misma lo sepan.

 

 

¿CÓMO ES EL SUEÑO DE LOS MAYORES?

Es habitual encontrar…

  • Disminución de la duración del sueño nocturno.
  • Sueño fragmentado o dividido.
  • Mayor número de despertares nocturnos.
  • Tendencia a siestas o “cabezadas” múltiples durante el día.
  • Disminución de la capacidad de recuperación del sueño tras periodos de privación del mismo.
  • Disminución de la cantidad de sueño respecto al tiempo en cama.
  • Disminución progresiva del umbral del despertar con estímulos auditivos (sueño más ligero).
  • Aparente tendencia a un sueño nocturno adelantado y a un despertar precoz.
  • Mayor percepción de la mala calidad del sueño, especialmente en mujeres.

 

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA MEJORAR EL SUEÑO EN LOS MAYORES?

  1. Terapia farmacológica: es la más utilizada hoy en día y los adultos mayores son el grupo de población que más hipnóticos (benzodiacepinas) consume y de forma más continuada.
  2. Higiene del sueño: es la opción menos agresiva y se basa en buenos hábitos que facilitan el comienzo o mantenimiento del sueño.
  3. Combinadas: para conseguir una mayor “eficiencia” del sueño se recomienda una terapia combinada que incluya, además de la higiene del sueño, algunas de las siguientes técnicas:
    • Manejo o control de estímulos ambientales.
    • Relajación y restricción del tiempo en la cama.
    • Músicoterapia, que ha mostrado tener beneficios en lo referente a la calidad del sueño, evidenciándose cambios en la activación cerebral de las ondas thetas y alfa que conducen a estado de relajación, tranquilidad y desarrollo adecuado de estados de vigilia-sueño.

 

¿QUÉ BUENOS HÁBITOS PUEDO APLICAR?

  1. Tener un horario fijo diario (toda la semana) para acostarse y levantarse.
  2. Estar en la cama solo el tiempo suficiente, ya que permanecer durante mucho tiempo aumenta la posibilidad de que se produzca un sueño fragmentado y ligero.
  3. Usar la cama para dormir y para la actividad sexual, no para actividades como comer, ocio, ver televisión o usar dispositivos electrónicos, entre otros.
  4. Evitar las siestas (después de comer, en casos concretos, se puede echar una siesta de no más de 20-30 minutos).
  5. No ingerir cafeína más tarde de la hora de almuerzo, ya que por la tarde altera el sueño (evitar el té, el café, las bebidas con cafeína, el chocolate…)
  6. No consumir tabaco y alcohol en la medida de lo posible, ya que además de sus efectos negativos para la salud interfieren con el sueño.
  7. Practicar ejercicio durante al menos una hora al día, preferentemente por la tarde y siempre al menos unas tres horas antes de acostarse (idealmente antes de las 17:00 horas).
  8. Mantener el cuarto donde se duerme a una temperatura adecuada, con niveles mínimos de luz y ruido.
  9. Hacer cenas livianas y no acostarse con hambre.
  10. Acostarse mínimo dos horas después de cenar. Si se toma algo antes de dormir preferiblemente tomar un vaso de agua o leche tibia y evitar consumir alimentos que contengan mucho azúcar o líquidos abundantes.
  11. Evitar hacer actividades intensas o estresantes antes de ir a la cama.
  12. Estar al aire libre y tomar el sol con precaución, evitando en el verano las horas de mayor peligro, de 12 a 16 horas.
  13. Valorar el tratamiento farmacológico que la persona toma por si interfiere en el sueño.
  14. Establecer rutinas antes de irse a dormir: cepillado de dientes, ejercicios relajantes…

Finalmente, la inadecuada satisfacción de la necesidad de sueño en las personas mayores puede considerarse un problema de especial repercusión para su salud y calidad de vida. En la mayoría de los casos es el resultado del propio proceso de envejecimiento.

En otros, se debe a la presencia de trastornos del sueño, como el insomnio, el más frecuente, que va asociado como síntoma común a enfermedades como la demencia de tipo Alzheimer o que aparecen como efecto adverso de ciertos medicamentos.

No obstante, invertir tiempo y disciplina en tener una adecuada higiene del sueño, nos permite beneficiarnos del “dormir bien”, contribuyendo significativamente a mantener una buena salud física y mental.

 

¿QUIERES SABER MÁS?

El sueño del cuidador.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

 

 

 

 

Laura Rastrollo y Miguel Ángel Maroto. ¿Mi estado emocional afecta a mi rendimiento cognitivo?

 

«Hoy una amiga me llamó diciéndome que se había caído y estaba en el hospital porque se había roto la cadera. Durante todo el día no paro de darle vueltas a cómo estará, si le dolerá, pensando “pobrecilla, encima sabiendo que sus hijos viven tan lejos, estará sola allí…”.

Por la tarde me ha llamado mi hijo para contarme las reformas que están haciendo en su casa. No recuerdo lo que me ha dicho, estaba distraída y mientras hablaba sentía que no estaba escuchándole.»

 

Nuestras funciones cognitivas no tienen descanso:

  • Necesitamos la atención para leer, cocinar o ver una película
  • El lenguaje para comunicarnos, escribir un mensaje o entender a nuestros familiares.
  • La memoria para recordar el nombre de los objetos que nos rodean o escenas de nuestra vida.
  • La percepción para orientarnos en el espacio o interpretar las formas y colores.
  • Las funciones ejecutivas para hacer cálculos mentales o planificar nuestra conducta…

Constantemente hacemos uso de estas funciones mentales y su eficacia viene determinada por el rendimiento cognitivo.

¿QUÉ ES EL RENDIMIENTO COGNITIVO?

Es la capacidad de nuestro cerebro para utilizar la información disponible y responder a las necesidades que percibe desde el entorno.

Una persona que presenta un alto rendimiento ofrecerá una respuesta más eficaz, utilizando de forma óptima sus funciones cognitivas.

 

¿QUÉ FACTORES INFLUYEN EN NUESTRO RENDIMIENTO COGNITIVO?

Son variados, como el nivel educacional o la experiencia laboral, que se han relacionado con un mejor desarrollo de las funciones.

La edad también influye en el rendimiento: un niño de 4 años no tiene las mismas capacidades que un adulto de 40 o de 80 años.

Como se explicará más adelante, en la edad avanzada las capacidades y habilidades mentales se deterioran de forma progresiva.

 

PERO, ¿QUÉ TIENE QUE VER MI ESTADO EMOCIONAL EN TODO ESTO?

Muchas veces decimos “me he levantado con el pie izquierdo” para justificar haber tenido un “mal día” donde las cosas no salen como nos gustaría.

Esto puede explicarse por el estado emocional.

Las emociones son la base de las relaciones interpersonales que establecemos en nuestra vida. Influyen en nuestras actividades de la vida diaria, en la motivación, la comunicación, la forma de expresarnos, de pensar… es decir, en nuestra calidad de vida.

Dado que todas estas actividades son dirigidas por nuestras funciones mentales resulta lógico vincular las emociones con nuestro funcionamiento o rendimiento cognitivo.

Podemos distinguir dos tipos de emociones:

  1. Las agradables, como la felicidad o la seguridad.
  2. Las desagradables, como el miedo o la tristeza.

Estas últimas han sido las más estudiadas en la bibliografía en cuanto su asociación con el rendimiento cognitivo.

El estrés, ampliamente relacionado con la ansiedad, afecta a las habilidades mnésicas (de la memoria), al aprendizaje, el razonamiento y la atención.

Estas funciones, además, son denominadas “básicas”, pues nos hacen falta para el funcionamiento del resto de capacidades mentales.

Por otra parte, tanto la ansiedad como la depresión son alteraciones emocionales de gran intensidad que interfieren en la funcionalidad diaria del individuo, generando una menor esperanza de vida.

Las emociones agradables, por su parte, también interfieren en el rendimiento, aunque lo hacen de un modo positivo. Los sentimientos de este tipo favorecen un aumento de la motivación, curiosidad e interés, el compromiso con la tarea y un mayor crecimiento personal en todas las etapas evolutivas.

Aunque las emociones modifican el funcionamiento de nuestras capacidades cognitivas, la función que ha sido más estudiada, porque varía de forma contundente con el estado afectivo, es la memoria.

¿RECUERDAS ALGÚN MOMENTO DE TU VIDA DONDE TE SENTISTE MUY FELIZ?, ¿PUEDES RECORDAR UN MOMENTO EN EL QUE SENTISTE MIEDO?

Son muchas las investigaciones que ponen de manifiesto la relación entre los sentimientos y la memoria. Nuestro estado emocional favorece el acceso y la evocación de recuerdos, por eso, cuando estamos tristes recordamos otros momentos de dolor y de tristeza pasados: los recuerdos están relacionados afectivamente.

De la misma forma que los recuerdos pueden evocarse a través de las emociones, las emociones pueden asegurar el mantenimiento de un recuerdo.

Los estados afectivos agradables y desagradables favorecen una mayor eficacia del recuerdo a corto y a largo plazo.

Estudios con adultos en edades avanzadas explican cómo los materiales (fotos, objetos…) que se presentan en un determinado estado emocional (sorpresa o tristeza) son más sencillos de evocar a largo plazo que los materiales presentados en un estado neutro.

ENVEJECIMIENTO Y EMOCIÓN

El proceso de envejecimiento conlleva cambios también a nivel emocional, sobre todo, con altas cargas de estrés debido a la necesidad de adaptarse a los constantes cambios que van apareciendo: aislamiento, enfermedades crónicas, preocupaciones económicas, cambios físicos y deterioro funcional, entre otros.

Cuando el envejecimiento se acompaña de una alteración en las funciones mentales con interferencia en las actividades de la vida diaria, hablamos de un proceso de deterioro cognitivo leve.

Los déficits cognitivos más reportados en el envejecimiento han sido los fallos de memoria.

La información que mejor se conserva es la que se acompaña de una intensidad emocional significativa.

Por su parte, el deterioro se acompaña, en muchas ocasiones, de síntomas depresivos (apatía, tristeza, anhedonia, pérdida de interés), lo que explicaría que personas que presentan un menor rendimiento cognitivo tuviesen una mayor facilidad en el almacenamiento y evocación de información relacionada con emociones desagradables.

De la misma forma, la sorpresa ha mostrado un gran impacto en el mantenimiento de información propia de la memoria declarativa (es decir, la memoria que usas cuando quieres pensar voluntariamente en un recuerdo) en todas las etapas evolutivas.

 

ALZHEIMER Y EMOCIÓN

El Alzheimer, al igual que otras demencias, es un proceso de deterioro que, por sí mismo, genera cambios emocionales. Esta patología produce, entre otras alteraciones, una atrofia de las estructuras del sistema límbico, ampliamente relacionado con la afectividad.

Las personas con enfermedad de Alzheimer, habitualmente, presentan apatía, depresión y/o ansiedad, emociones que se vinculan a una disminución del rendimiento cognitivo y funcional del sujeto. Estas alteraciones producen aislamiento social, disminución en la realización de actividades gratificantes, deterioro del área social y un menor cuidado del aseo personal.  Debido a las implicaciones que tienen estas emociones en las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, muchos estudios coinciden en que favorecen el deterioro y el rápido avance de la enfermedad.

¿QUÉ PUEDO HACER PARA GESTIONAR MEJOR MIS EMOCIONES?

La gestión emocional resulta fundamental para evitar, en la medida de lo posible, la interferencia de nuestras emociones en el rendimiento cognitivo.

Es necesario poder identificar las emociones que sentimos:

  • ¿La culpa y la responsabilidad son iguales?
  • ¿Qué sientes en tu cuerpo cuando te enfadas?

Estas son preguntas que quizás nunca te has hecho, pero has convivido toda tu vida con esas emociones. Todas las emociones tienen una función: darnos un aviso sobre lo que estamos viviendo, fuera o dentro de nosotros mismos.

Es normal que a veces nos sintamos tristes, no pasa nada por estarlo, pero es importante que también nos permitamos poder estar mejor. Te explicamos cómo:

  • Haz alguna actividad que te guste. La emoción desagradable ya genera de por sí un impacto negativo sobre ti, ¡no te castigues! Te mereces sentirte bien. Todos tenemos algún hobby que disfrutamos, ¿Por qué no hacerlo ahora?
  • Llama a algún amigo/a o familiar y cuéntale cómo te encuentras. El desahogo es fundamental para una buena gestión emocional, necesitamos “ventilar” cómo nos sentimos.
  • Escribe un diario. Cuando no podemos desahogarnos con otros, uno mismo puede buscar otras herramientas. La escritura es una herramienta de gestión emocional y cognitiva en sí misma ya que no incluye únicamente un desahogo donde plasmar cómo nos sentimos, sino que requiere una planificación de la información, una buena destreza gráfico-motora y una estimulación de las áreas lingüísticas.
  • Date tiempo. Hay días que, a pesar de hacer todo esto, seguimos teniendo un gran malestar y no pasa nada. La frustración es la peor enemiga del correcto desempeño cognitivo: tómate el tiempo que necesites y haz descansos.
  • Rutinas de ejercicio físico. El ejercicio físico tiene mucho impacto sobre nuestras emociones ya que generan grandes cantidades de moléculas en nuestro cerebro que nos hacen sentirnos bien. Aumenta nuestra autoestima, nuestra fuerza y rendimiento físico y favorece el descanso. Debe realizarse siempre adaptado a las necesidades de cada uno.

 

¿QUIERES SABER MÁS?

Estimulación cognitiva para activar tu cerebro

 

BIBLIOGRAFÍA

  • Flores, M. J., Ortega, M. C. y Sousa, C. (2019). El envejecimiento activo y la inteligencia emocional en las personas mayores. Familia, 57, 125-137.
  • Garín, M. B., Briones, A. y Ballesteros, S. (2013). Programa combinado para mejorar el estado emocional y prevenir el deterioro cognitivo de adultos mayores institucionalizados. Información psicológica, 106, 41-53.
  • Ríos-Flórez, J. A., Escudero-Corrales, C. y Bautista-Ortiz, L. Y. (2017). Influencia de las emociones sobre los procesos de memoria declarativa en el Deterioro cognitivo Leve. Katharsis, 25, 3-21.

Julia Gallardo y Miguel Ángel Maroto. Negación de la enfermedad y anosognosia en demencias.

 

Los momentos posteriores al diagnóstico de deterioro cognitivo son complicados, tanto para el paciente como para sus allegados. Si has pasado por ello, sabes de lo que hablamos. Genera un gran impacto emocional, ya que puede aparecer frustración, miedo, aislamiento o negación de la enfermedad.

Una vez diagnosticado el deterioro cognitivo es vital empezar con una intervención temprana. ¿Por qué? Porque cuanto antes tratemos al paciente con psico-estimulación cognitiva el tratamiento será más efectivo y hará más lenta la progresión de la enfermedad.

¿Por qué el paciente niega estar enfermo? Es un mecanismo de defensa habitual ante cualquier tipo de enfermedad y no es exclusivo del deterioro cognitivo.

Las reacciones en el paciente pueden diferir mucho de una persona a otra. El periodo de negación, especialmente en los primeros momentos, puede ser parte del inicio de la aceptación y asimilación de la realidad. Sin embargo, cuando la negación persiste en el tiempo y pone en riesgo la salud del paciente es necesario identificarlo y actuar.

Si la persona:

  • No reconoce su enfermedad.
  • Intenta evitar enfrentarse a la realidad de su diagnóstico (por ejemplo, si evita hablar del tema o se ausenta durante conversaciones al respecto.)
  • Minimiza las posibles consecuencias o síntomas de su enfermedad.

Entonces hay que actuar.

 

PERO… ¿QUÉ PUEDO HACER ANTE LA NEGACIÓN DE LA ENFERMEDAD EN UN FAMILIAR CON DEMENCIA?

  1. Amplía tu conocimiento sobre la enfermedad.

Es importante, tanto para el paciente como para la familia, conocer la enfermedad para entenderla mejor. Así seremos capaces de identificar qué le ocurre a la persona afectada.

Que la persona mayor y su entorno familiar comprendan las alteraciones cognitivas, conductuales y emocionales que puede sufrir contribuye a afrontar y manejar la vida diaria con el paciente.

  1. Ayuda a que mantengan una red de apoyo estable.

Escuchar y acompañarlos contribuye a reducir el impacto inicial del diagnóstico e influye positivamente en la reacción y asimilación de la nueva situación. Es importante ser tolerante ante las emociones que expresa el paciente en su proceso de aceptación.

  1. Potencia y trabaja con las capacidades que el enfermo mantiene.

Implicarse en el proceso rehabilitación con estimulación cognitiva, a pesar de las posibles reticencias iniciales del paciente, contribuye a su bienestar. ¿Por qué? Porque impacta en su actitud ante la enfermedad ya que se percibe a sí mismo progresivamente más capaz y autosuficiente.

En definitiva, progresar en la aceptación de la enfermedad es esencial para potenciar el bienestar del paciente, así como el de familiares y cuidadores.

LA ANOSOGNOSIA: FALTA DE CONCIENCIA DE ENFERMEDAD.

Como hemos dicho, negar la enfermedad es común tras el diagnóstico de una enfermedad grave y suele ser parte del proceso de aceptación. Conviene que diferenciemos esto de un concepto diferente: la anosognosia.

La anosognosia es frecuente en algunas enfermedades neurodegenerativas y se define como la incapacidad de reconocer y tener conciencia de los déficits cognitivos y alteraciones del comportamiento propios de la enfermedad. Es decir, la persona que está enferma no tiene capacidad para saber que está enferma. Se produce por el daño físico cerebral.

Saber cómo un paciente con deterioro cognitivo va a percibir su enfermedad es variable y poco predecible, pero numerosos estudios evidencian que la incidencia de la anosognosia en la enfermedad de Alzheimer y las demencias fronto-temporales es muy elevada.

En fases tempranas de la enfermedad de Alzheimer se suele observar anosognosia, principalmente asociada a la pérdida de memoria.

La ausencia de conciencia de enfermedad que muestran estas personas afecta de manera negativa tanto a nivel personal como social. Interfiere en el afrontamiento de la enfermedad y las circunstancias y dificultades que la rodean. Si los cuidadores y familiares son capaces de saber que el paciente tiene anosognosia ayudarán al cuidado del enfermo, ya que nosotros sabemos que piensa que no está enfermo.

Utiliza estas herramientas para lidiar con el estrés cotidiano que la anosognosia puede ocasionar en familiares y cuidadores:

  • Mantener una comunicación positiva y cuidado del lenguaje.
  • Ofrecer asistencia sin obligar ni forzar.
  • Facilitar tareas respetando su autonomía al máximo posible.
  • Fomentar y normalizar la realización de tareas conjuntas.
  • Ser tolerante ante posibles rechazos u oposiciones.

¿QUIERES SABER MÁS?

Tutela, internamiento y protección legal en pacientes con demencia.

 

BIBLIOGRAFÍA

  • Donoso, A. (2002). Anosognosia en enfermedades cerebrales. Revista chilena de neuro-psiquiatría, 40(2), 69-78.
  • Gil, C. y Arrollo-Anlló, E. (2007) La anosognosia en la enfermedad de Alzheimer. Rev. esp. De geriatría y gerontología. 42(3), 181-187.
  • Montañés, P. y Quintero, E. (2007) La anosognosia en la enfermedad de Alzheimer: una aproximación clínica para el estudio de la conciencia. Revista Latinoamericana de Psicología, 39(1), 63-73.
  • Sevush, S., & Leve, N. (1993). Denial of memory deficit in Alzheimer’s disease. The American Journal of Psychiatry, 150(5), 748–751.
  • Weinstein, E. A., Friedland, R. P., & Wagner, E. E. (1994). Denial/unawareness of impairment and symbolic behavior in Alzheimer’s disease. Neuropsychiatry, Neuropsychology, & Behavioral Neurology, 7(3), 176–184.

Beatriz Quero García y Miguel Ángel Maroto.

¿Es hora de dejar el volante? Riesgos y desafíos de la conducción en personas con deterioro cognitivo leve.

 

¿DEBERÍA UNA PERSONA CON DEMENCIA DEJAR DE CONDUCIR?

¿Cómo podemos saber si aún puede hacerlo de forma segura? ¿Qué riesgos y desafíos presenta la conducción en estas condiciones?

La conducción es un símbolo de independencia y autonomía, pero para aquellos que sufren de trastornos cognitivos o demencia puede suponer un riesgo significativo. En este artículo abordaremos estas preguntas para ofrecer información práctica que ayude a tomar decisiones informadas y responsables.

Conducir es una actividad compleja que requiere una serie de habilidades cognitivas y motoras para responder rápida y adecuadamente a las situaciones impredecibles que puedan ocurrir en la carretera. Las personas con demencia pueden experimentar cambios en su forma de procesar la información, en la memoria o en la coordinación de movimientos que pueden aumentar el riesgo a sufrir un accidente de tráfico, poniendo en peligro su integridad física y la de otros.

SEÑALES QUE PUEDEN INDICAR QUE SU CONDUCCIÓN SE HA VUELTO PELIGROSA

Tener un diagnóstico de demencia, ¿implica necesariamente que la persona deba dejar de conducir de forma inmediata? La naturaleza y gravedad de la enfermedad varían entre individuos y a lo largo del curso de la misma. Sin embargo, es importante que los cuidadores presten atención a ciertas señales que pueden indicar que su ser querido corre el riesgo de conducir de forma peligrosa:

  • Tener olvidos recurrentes de eventos recientes.
  • Sufrir cambios en el estado de ánimo.
  • Tener dificultades para realizar más de una tarea a la vez.
  • Tener problemas para estimar las distancias o la velocidad.
  • Perderse en rutas familiares.
  • Ralentización en sus reacciones.
  • Conducir de forma excesivamente lenta o haciendo detenciones innecesarias o en lugares inadecuados sin motivo aparente.
  • Ignorar o interpretar incorrectamente las señales de tráfico.
  • Tomar decisiones arriesgadas en la conducción.
  • Desviarse del carril.
  • Mostrar inquietud durante la conducción.
  • Tener dificultades para estacionar.
  • Confundir los pedales.

¿PUEDE SEGUIR CONDUCIENDO?

En España para obtener el permiso de conducir es necesario realizar un test psicotécnico que determina si posees las capacidades necesarias para conducir de manera segura y responsable. Este test consiste en una prueba psicomotora aprobada por el Ministerio de Salud. En él se realizan varias preguntas sobre la salud física y psíquica del individuo. Además, se realizan distintas pruebas de coordinación y movimientos, para ver el estado del sistema motriz, y, por último, una prueba oftalmológica.

En España el carné de conducir debe renovarse cada 10 años, sin embargo, a partir de los 65 años este periodo de vigencia se reduce a los 5 años. Adicionalmente, las personas diagnosticadas con trastornos cognitivos o demencia sufrirán una limitación en los años que deben renovar el permiso e incluir una evaluación médica y psicotécnica.

Si crees que un familiar o ser querido muestra alguna de las señales mencionadas anteriormente y, o bien no está diagnosticado con demencia, o no le toca renovar el permiso, existen evaluaciones cognitivas para conductores (DAB) vía online, que pueden ser una herramienta muy útil para evaluar si tiene las capacidades cognitivas y actitudes necesarias para una conducción eficiente.

El DAB consta de varias tareas neuropsicológicas digitalizadas, es apto tanto para jóvenes como para adultos o mayores y su duración es de entre 30 y 40 minutos. Es importante destacar que este test sirve para obtener información personal, pero en ningún caso sustituye el examen de conducción o el psicotécnico.

¿CÓMO LE DIGO QUE NO ES SEGURO QUE SIGA CONDUCIENDO?

Uno de los mayores desafíos a los que se expone un cuidador en estos casos es comunicar a un ser querido con demencia la necesidad de que deje de conducir.

En el caso ideal, puede ser consciente de sus problemas y entender la situación y los beneficios de dejar de conducir, incluso llegando a ser quien lo proponga. Por contra, puede sentirse atacado y percibir que le están quitando su independencia y, por ende, negarse a dejar de conducir.

Estos son algunos consejos que los cuidadores pueden seguir para facilitar esta conversación tan complicada:

  1. Empatizar con ellos y validar sus sentimientos, sin dejar de mantener la firmeza sobre la urgencia de dejar de conducir.
  2. Disminuir al mínimo el uso que hace el individuo del coche, pudiendo ser los familiares quienes se ofrezcan a llevarle o animándole a buscar nuevas alternativas de trasporte, manteniendo así su autonomía.
  3. No abordar la conversación abruptamente, sino ir mencionando el tema poco a poco para evitar que le tome desprevenido.
  4. Destacar los aspectos positivos de abandonar la conducción, como por ejemplo los gastos.

No obstante, hay ocasiones en las que a pesar de todo esto el paciente se sigue negando a dejar de conducir. En estos casos es posible que se tenga que llegar a tomar decisiones drásticas como retirarles las llaves del vehículo o incluso venderlo, si es posible.

Una vez expuestas las posibilidades que tenemos para que nuestro ser querido abandone la conducción, es fundamental destacar la importancia de que no abandone actividades placenteras que solía hacer o eventos sociales a los que solía asistir por las dificultades de desplazamiento o por sentirse una carga por necesitar que otra persona les lleve.

Debemos tratar de recordarle que no es una molestia ayudarle, porque aunque los cuidadores o familiares puedan tener esto claro, es un pensamiento que puede ser recurrente en ellos.

CONCLUSIONES

La conducción en personas con problemas cognitivos o demencia es un tema delicado.

Aunque la pérdida de independencia puede ser algo difícil de aceptar, la seguridad debe ser la prioridad. Por ello es fundamental hacer evaluaciones periódicas de su capacidad de conducción y valorar posibles alternativas de transporte, si fuese necesario. Aunque resulte complicado, son conversaciones que debemos afrontar con nuestro ser querido, pero siempre tratando de abordarlas con la mayor empatía y respeto posibles. Y recuerde, buscar la seguridad de un ser querido es una demostración de amor y no algo por lo que sentirse culpable.

 

“La seguridad de nuestros seres queridos es una responsabilidad que nunca termina, pero que nos da el propósito y la satisfacción de saber que estamos haciendo todo lo posible para protegerlos”.

– Barack Obama.

 

¿QUIERES SABER MÁS?

¡No sé dónde he puesto la cabeza!

 

BIBLIOGRAFÍA

Evelyn Segovia y Miguel Ángel Maroto. Estimulación cognitiva para activar tu cerebro.

 

¿QUÉ LE PASA A TU CEREBRO CUANDO TE HACES MAYOR?

Todos sabemos que nos cuestan más ciertas funciones a medida que envejecemos:

  • Procesamos la información más lentamente.
  • Nos es más difícil mantener la atención.
  • Algunos procesos de la memoria se ven afectados.
  • Nos cuesta más llevar a cabo las funciones ejecutivas.

Pero el declive en las funciones cognitivas no es ni generalizado ni global. Hay algunas funciones se van deteriorando a lo largo de la vida adulta, otras se mantienen hasta fases de la vida tardías y hay otras que, incluso, pueden mejorar con el paso del tiempo.

 

¿QUÉ INFLUYE EN EL DETERIORO DE LAS FUNCIONES COGNITIVAS?

Puede ser producto del envejecimiento normal o debido a enfermedades como la demencia, lo que supone un deterioro más notable.

Este declive no exclusivo del proceso de envejecimiento centrado en lo biológico, sino que depende de otros aspectos como el contexto social, familiar y ambiental y, sobre todo, de los niveles de estimulación que cada persona recibe. Es decir, se sabe que quienes reciben poca estimulación del entorno pueden sufrir un declive precoz de las facultades mentales mientras que ocurre lo contrario en personas que han sido expuestas a óptimas estimulaciones sensoriales. Es decir, a mayor estimulación cognitiva, mayor autonomía.

¿QUÉ ES LA ESTIMULACIÓN COGNITIVA?

Es un tratamiento que contribuye a la prevención y/o ralentización del deterioro cognitivo. Es decir, es útil tanto a personas mayores que quieran adelantase y prevenir el deterioro cognitivo como a quienes ya lo sufren.

¿EN QUÉ CONSISTE?

Son ejercicios y actividades para mantener y mejorar las capacidades mentales.

¿CÓMO NOS AYUDA?

Mejora la calidad de vida de quienes la practican. Hay un concepto llamado “actividades de la vida diaria (AVD)” (comer, asearse, relacionarse con los demás, mantener la casa…) muy relacionado con la atención, la memoria y la comprensión y orientación temporal y espacial. Si se trabajan estas áreas, el día a día de la persona se ve beneficiado.

¿POR QUÉ FUNCIONA?

Porque la cognición es entrenable. Mantén activo tu cerebro y lo estarás potenciando. Estimula tu intelecto con la lectura, las relaciones sociales, realizar actividad como crucigramas, ejercicios matemáticos….

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE TAMBIÉN PARA LA SOCIEDAD?

La estructura poblacional de España está envejeciendo: disminuyen las tasas de natalidad y aumenta la esperanza de vida. Esto conlleva un aumento de la demanda sanitaria de la población de edad avanzada, sobre todo en aquellos casos de incapacidad e independencia.

EN PERSONAS CON DEMENCIAS, ¿POR QUÉ ELEGIR LA INTERVENCIÓN MULTIDISCIPLINAR EN VEZ DE SOLO LOS FÁRMACOS?

El tratamiento enfocado únicamente en lo farmacológico tiene un beneficio limitado: se centra en la bioquímica del cerebro pero no entra en áreas clave para el ser humano, como son la vida social y familiar. El enfoque integral resulta mucho más completo.

 

 

¿QUÉ MEJORAMOS CON LA ESTIMULACIÓN COGNITIVA?

  • Nuestra memoria: conservar ideas, recuerdos, hechos…
  • Nuestra orientación y atención: son esenciales para poder aplicar el resto de las funciones cognitivas. Cuando se produce una alteración en la atención el paciente se distrae más, es más fácil que se despiste y que tenga respuestas inmediatas inapropiadas. En los casos de deterioro atencional más avanzados se verán primero síntomas desorientación temporal y posteriormente la desorientación espacial.
  • Nuestras funciones ejecutivas frontales: mantener conductas sociales apropiadas y sin respuestas impulsivas. También se asocia a la capacidad de autocuidado. Estas funciones se llaman así porque se ubican en el lóbulo frontal del cerebro.
  • Nuestro lenguaje: lenguaje de todo tipo (hablado, habla espontánea, denominación de objetos o situaciones, comprensión, repetición, expresión escrita y lectura comprensiva).
  • Nuestro cálculo: la capacidad para escribir, leer y comprender los números y además realizar cálculos aritméticos.
  • Las praxias: realizar ciertos movimientos tanto en extremidades inferiores como superiores, movimientos bucofaciales…

 

EN CONCLUSIÓN, ¿QUÉ PODEMOS CONSEGUIR CON LA ESTIMULACIÓN COGNITIVA?

  • Promover e incentivar las habilidades intelectuales como la atención, la memoria, las funciones ejecutivas y el cálculo.
  • Preservar y aumentar la autonomía en las actividades de la vida diaria.
  • Crear de un entorno rico en estímulos que promueva el razonamiento y la actividad motora.
  • Mejorar las relaciones interpersonales de nuestros mayores.

En definitiva, según López, López y Ariño:

La estimulación y el entrenamiento de habilidades cognitivas pueden mejorar el estado de ánimo y prolongar el período de autonomía del paciente, consiguiendo un aumento de su autoestima y asertividad”

 

¿QUIERES SABER MÁS?

¿Mi padre está triste o empieza a sufrir deterioro cognitivo?

 

BIBLIOGRAFÍA

  • Cosio, N., Núñez, J. y Gómez, J. (2012). Atención y Memoria aplicada al aprendizaje de la Armonía.
  • http://repository.unac.edu.co/bitstream/handle/11254/390/Trabajo%20de%20grado.pdf?sequence=1&isAllowed=y
  • Jara, M. (2007). La estimulación cognitiva en personas adultas mayores. Revista Cúpula.  4-9. https://mundoasistencial.com/documentacion/guias-estimulacion-cognitiva/estimulacion-cognitiva-personas-adultas-mayores.pdf
  • Tomado de: https://asociacioneducar.com/neuroplasticidad-redes-hebbiana
  • Martínez Rodríguez, T. Las intervenciones no farmacológicas en las demencias. IX Reunión de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Castilla y León. Revista Geriatrika, 2002; 18(7): 20-2
  • Madrid Ochoa, C. (2018). Implementación del departamento de psicogerontología en la fundación Santa Rita de Casia basado en el modelo de intervención psicogerontologico integral. Johanna Balaguera. file:///C:/Users/evely/Downloads/digital_36855.pdf

 

Verónica Semáan Zúñiga y Miguel Ángel Maroto. ¿Qué le pasa a la abuela, mamá?

 

¿Por qué se le olvidan las cosas?, ¿se va a olvidar también de mí?

El Alzheimer y su evolución siempre resultan ser un camino complejo de entender y aprender a sobrellevar. Y, claro está, es más difícil aún cuando debemos explicárselo a nuestros hijos pequeños.

Nuestro hijo podrá ver, por ejemplo, que a su abuelo o a su abuela:

  • Se le olvidan las cosas
  • Su estado de ánimo y su conducta pueden alterarse
  • Puede desorientarse y ponerse nervioso

Y, aquí viene la gran pregunta: ¿cómo explico a mi pequeño el porqué de esto?

Como casi todo en la vida, no hay una fórmula exacta, pero hay varias pautas que te ayudarán:

1.ENFOCAR ADECUADAMENTE EL ENVEJECIMIENTO:

  • Haz que el niño no se forme una imagen negativa del proceso de envejecimiento y algunas consecuencias de este, como puede ser la enfermedad de Alzheimer. Es decir, trata estos temas con la máxima naturalidad posible.
  • Si es consciente de que envejecer puede resultar incluso beneficioso esto le dotará de herramientas y recursos emocionales e intelectuales que podrá aplicar a su propia vida.

2.DEBES CONOCER LA ENFERMEDAD:

  • Sé consciente de lo que esta enfermedad implica tanto para el paciente como su círculo cercano. Estad preparados para enfocar el tema desde la más profunda comprensión, paciencia y respeto.

3. SÉ SINCERO CON EL NIÑO:

  • Independiente de su edad es importante que sepa que su abuelo tiene una enfermedad que le afecta a la memoria. Háblale de la manera más clara y completa posible. Es bueno explicarle también lo necesaria que es nuestra memoria en el día a día de todas las personas.

4. SÉ REALISTA PERO POSITIVO:

Existe una gran tendencia a pensar que está todo perdido cuando a nuestro familiar le diagnostican Alzheimer. Pese a ser un trastorno crónico e irreversible, existen métodos que pueden resultar beneficiosos en este trastorno neurocognitivo, como la estimulación neurocognitiva.

Profundizar en este punto puede resultar de mucha ayuda a la hora de tratar el tema con nuestro hijo ya que el hecho de saber que hay opciones de mejora libera mucho la carga emocional.

5. CÓMO PUEDE AYUDAR EL NIÑO AL ABUELO.

Fomenta que tu hijo haga actividades con su abuelo. Se sentirá útil y realizado al saber que está ayudando. El mero hecho de involucrarlo en el proceso, lo que requiere mucho tiempo y dedicación, resultará beneficioso. Según su edad, puede ayudarle con:

  • Ejercicios cognitivos (vocabulario, cálculo…)
  • Salir a dar paseos.
  • Mantener conversaciones.
  • Que nos cuente historias de su vida o contárselas nosotros y el niño…

 

YO ME ENTERÉ A LOS 12 AÑOS DE QUE MI ABUELO PADECÍA ALZHEIMER.

Al principio era prácticamente imperceptible, pero pasado un año comenzó a avanzar bastante rápido.

No sabía cómo abordar el tema ni tampoco cómo tratar con él, ya que mi familia tampoco sabía. El hecho de informarse implicaba hacerlo más real, por lo que evitaron hacerlo hasta que no hubo más remedio.

Pasaron los años y a mí siempre me quedó la espinita de no haber podido conectar con él mejor de lo que lo hice. En consecuencia, comencé a informarme y a trabajar con personas que padecen esta misma condición.

 

LO QUE APRENDÍ DESPUÉS.

En todo mi proceso de aprendizaje y formación aprendí lo importante que es:

  • Estar bien informado de los síntomas.
  • Identificar cómo se siente la persona.
  • Conocer los tratamientos o posibles métodos de mejora.
  • Y saber de qué forma podemos ayudar y ayudarnos a gestionar de la mejor manera posible la situación.

Una vez que estés bien informado y entiendas cómo hacer nuestro papel ya puedes explicarle a tus pequeños lo que ocurre, con la mayor claridad posible y evitando maquillar la situación, ya que es una enfermedad que, pese a los tratamientos, continuará avanzando.

 

LOS BENEFICIOS DE SABER CÓMO ACTUAR

Al entender qué le pasa a nuestro familiar desaparecerá bastante el miedo, ya que dispondremos de recursos para ayudarle y, además, seremos conscientes de sus necesidades.

A su vez, también es muy importante gestionar la situación entre todas las personas cercanas al familiar, ya que necesitan de mucha dedicación. Si los cuidados se dividen entre varios familiares el tiempo que cada uno invierta en la persona será de calidad y se liberará mucho la sobrecarga (mucho más que si sólo hay un cuidador).

Paralelamente, a nuestro hijo se le estará dando un ejemplo de compañerismo, cooperación y equilibrio por parte de su familia.

CONCLUSIONES

No hay una fórmula para abordar esta situación tan compleja pero sí que hay cosas que podemos hacer para hacerla más llevadera, tanto nosotros mismos, como nuestros hijos:

  1. Informarse bien de la enfermedad y de las necesidades de nuestro familiar.
  2. Informar a nuestro pequeño de la forma más clara y honesta posible.
  3. Realizar actividades beneficiosas para la persona y enseñar a nuestro hijo cómo puede involucrarse en ellas.
  4. Dividir el trabajo entre todos para que sea más llevadero.
  5. Enseñar a ser comprensivo y paciente ya que no siempre va a ser fácil.
  6. Tratar a nuestro pariente con amor y respeto.

Hay realidades difíciles de afrontar.

Sin embargo, tenemos la capacidad de aprender a utilizar gran multitud de recursos y enseñar a nuestros hijos a hacerlo, lo cual les hará crecer muchísimo como personas, tanto intelectual como emocionalmente.

 

LA IMPORTANCIA DEL AMOR

Y, algo que quiero resaltar, más allá de las necesidades de la persona con Alzheimer, es el hecho de demostrarles amor.

Obviamente, nuestro familiar va a cambiar, pero eso no implica que nuestro sentimiento hacia él cambie.

Y yo eso siempre lo mantuve con mi abuelo. Lo traté como siempre hice, le contaba historias, veíamos los programas de televisión que le gustaban o simplemente me sentaba a su lado mientras agarraba su mano.

Y cuando su memoria comenzó a fallar más y más todos nos convertimos en su memoria portátil.

 

“La felicidad se puede hallar hasta en los más oscuros momentos, si somos capaces de usar bien la luz”

¿QUIERES SABER MÁS?

¿Cómo explico a los niños lo que le ocurre al abuelo?

 

BIBLIOGRAFÍA

-https://med.unne.edu.ar/revistas/revista175/3_175.pdf

-https://www.yasss.es/primera-persona/mi-abuelo-tiene-Alzheimer-como-afecta-nieto_18_2766495098.html

-https://www.hacerfamilia.com/salud/noticia-explicar-Alzheimer-ninos-20150921085343.html#:~:text=%20C%C3%B3mo%20explicar%20el%20alzh%C3%A9imer%20a%20los%20ni%C3%B1os,este%20tema%20con%20un%20ni%C3%B1o%20de…%20More%20

 

Esther Robisco y Miguel Ángel Maroto. Olvidos cotidianos.

 

¿DEBO PREOCUPARME POR LOS OLVIDOS COTIDIANOS?  TÉCNICAS PARA ATAJARLOS.

  • ¿Dónde habré puesto el móvil?
  • ¿Has visto las llaves del coche?
  • Ayer no encontraba las gafas y las tenía en la cabeza…

LOS OLVIDOS COTIDIANOS

Son fallos o dificultades a la hora de recordar sucesos, acciones, nombres, etc. que surgen en nuestra rutina diaria.

Pero, ¿qué significan estos olvidos? ¿Hasta qué punto pueden ser señal de un problema mayor de memoria?

La dificultad para recordar cosas tan comunes como fechas, dónde hemos dejado las cosas, o algún suceso reciente no tienen por qué asociarse a algún problema de memoria, sino que también pueden deberse a muchas otras razones, como el estrés, las prisas, no estar prestando atención o, simplemente, la edad.

Estos olvidos, desde el momento en que los expresa la propia persona o sus allegados, pasan a denominarse quejas subjetivas de memoria (QSM).

Son unas de las quejas más comunes a medida que nos vamos haciendo mayores.

 

 

¿QUÉ TIPO DE QUEJAS DE MEMORIA HAY?

1. Quejas en la memoria retrospectiva: olvidamos información del pasado.

¿Dónde habré puesto aquella receta de cocina que tenía apuntada…?

¿He cerrado el coche…?

2. Quejas en la memoria presente o inmediata: olvidamos información que se nos presenta en ese mismo momento; información en curso.

Perder el hilo de la conversación, (¿qué estaba diciendo…?)

No recordar lo que acabamos de leer.

3. Quejas en la memoria prospectiva: olvidamos información para futuro o acciones a realizar Hacer un recado en concreto.

Acordarme de algo que tenía que hacer esta tarde…

 

TÉCNICAS SENCILLAS PARA LOS OLVIDOS

Mediante técnicas y trucos podemos disminuir estos fallos de memoria:

1. Con ayudas externas: con una agenda, una pizarra, un calendario…

2. Con ayudas internas: utilizando nuestra propia cabeza y estimular nuestra memoria. Veamos algunas técnicas.

  • La estrategia de la visualización:

Consiste en generar imágenes de lo que queramos recordar.

Cuanto más tiempo invirtamos en crear dicha imagen y más extravagante sea, la recordaremos con más facilidad.

Según estos criterios, se puede llevar a cabo la técnica “ACE: Acción- Color- Exageración”.

Por ejemplo, imaginemos que tenemos que recordar darle unos medicamentos a nuestro perro. Pues bien, si nos visualizamos a nosotros mismos dándole unas pastillas de color púrpura con lunares verdes y que nuestro perro de repente al administrárselas le crecen músculos como a Popeye, será mucho más fácil recordarlo que si simplemente nos recordamos darle las pastillas sin más.

 

 

  • El método Loci o de los lugares:

Consiste en memorizar lugares que nos resulten muy conocidos y ubicar diferentes objetos a memorizar en esos lugares.

Cuando se desee recordar dichos objetos, haremos un recorrido por estos sitios para recordar la asociación con los objetos que habíamos pensado.

Una vez más, cuanto más extravagante sea dicha asociación, mejor la recordaremos.

Vamos con un ejemplo:

“Mi mujer me ha pedido que, por favor, vaya al mercado a por tomates, huevos y bolsas de basura. Ahora bien, si pienso en mi casa, lo primero que veo es un recibidor, seguido de un salón, y al subir las escaleras, nuestro dormitorio.

¿Y si pusiese mentalmente un tomate encima del zapatero en el recibidor, los huevos encima de la televisión en el salón y las bolsas de basura a modo de funda de almohada?

Seguro que mi mujer se enfadaría, pero al menos no fue porque se me olvidasen sus recados…”

 

 

  • El método de la cadena

Con el fin de recordar una lista de palabras o sucesos se asocian unos a otros formando una “cadena visual”.

Imaginémonos un viernes como otro cualquiera.  Estamos tan estresados con el trabajo y tenemos tantas cosas en la cabeza, que se nos olvida todo lo que tenemos que hacer: sacar al perro, recoger el traje de la boda de mi primo y tomar algo con mis amigos; que es viernes.

Una vez sabemos todo lo que tenemos que hacer, imaginémonos también a nuestro perro, al cual tenemos que sacar, vestido del traje que tenemos que recoger, para encontrárnoslo en el sofá tomándose una cerveza con nuestro amigo Ramón, con el que hemos quedado más tarde.

Así seguro que no nos olvidaremos.

 

  • El método IRA para el recuerdo de nombres:

¿Cuántas veces te han presentado a alguien y no recuerdas su nombre?

Con este método se usan varias estrategias al mismo tiempo: Impresión (I), Repetición (R) y Asociación (A).

  • Con respecto a la Impresión, se trata de fijarse en las características de la persona con la que hablamos que salten a la vista o que destaquen de su carácter (el color de sus ojos, cómo suena su risa, el tamaño de sus orejas…)
  • En lo que concierne a la Repetición, intentaremos repetir su nombre varias veces en la conversación, para que así nos sea más fácil recordarlo sin ser demasiado descarado.
  • Finalmente, la Asociación. Podemos encontrar algo con lo que asociar el nombre de esa persona, como el de un familiar, una imagen (Margarita también evoca la imagen de una flor, por ejemplo), algún personaje relevante o famoso…

 

¿SE PUEDEN “MEDIR” LOS OLVIDOS?

Sólo analizando nuestros olvidos no podemos determinar con certeza si se deben a una enfermedad o a cualquier otra causa.

Los especialistas disponemos de herramientas para medir el estado cognitivo de una persona y saber el nivel de deterioro que podría presentar nuestro cerebro. Por ejemplo, existen cuestionarios o “tests” que utilizamos los profesionales para una correcta evaluación y diagnóstico del estado de nuestra memoria.

En conclusión, si te preocupan los fallos de memoria en tu día a día, o quieres prevenir la pérdida de memoria, es importante acudir a un profesional para resolver tus dudas.

En Ahora Centros somos especialistas en este ámbito y podemos resolver tus dudas.

 

 

¿QUIERES SABER MÁS?

¿Cómo influyen las emociones en nuestra memoria?

 

BIBLIOGRAFÍA

-Bazán, I. G., Beraudo, A., Fernández, C., Muñoz, M., Rosina, M. L., Bastida, M., & Mias, C. D. (2018). Quejas subjetivas de memoria, olvidos diferenciales y su relacion con la depresión en adultos mayores normales, con deterioro cognitivo leve y demencia.Anuario de Investigaciones de la Facultad de Psicología, 3(3), 188-196.

-Orozco, M. E. D. (2012). Olvidos cotidianos en personas mayores.Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 15(4), 1294-1309.

-Kjeldsen, P. L., & Damholdt, M. F. (2019). Subjective cognitive complaints in patients with Parkinson’s disease. Acta Neurologica Scandinavica, 140(6), 375-389.

 

 

En el Alzhéimer no solo es el enfermo quien se va deteriorando poco a poco. También los familiares van perdiendo a su ser querido.

Es un proceso de duelo, similar a cuando una persona cercana muere, sólo que en este caso se da poco a poco, a medida que la enfermedad avanza. El primer momento de duelo aparece con el diagnóstico. Ahí tiene lugar la primera pérdida, porque aparece la certeza de que ya nada volverá a ser como antes.

El Grupo Mediaset, por medio de su periódico digital Nius, entrevista al director de Ahora Centros para conocer más sobre este proceso.

En Ahora Centros vivimos estas situaciones a diario. Si tienes un ser querido con Alezheimer u otras demencias, contacta con nosotros.

Podemos ayudarte.

 

Puedes leer aquí la entrevista completa:

El duelo anticipado de los familiares de enfermos de Alzhéimer.

 

¿Eres cuidador de un paciente con demencia? Haz clic en este artículo para saber más.

Herramientas prácticas para cuidadores: convivencia en casa.

 

Ana Isabel Prieto  y Miguel Ángel Maroto

 

¿Eres cuidador de una persona con demencia?  Si es así, este artículo te interesa:

  • ¿Qué ocurre si en casa hay un ambiente tranquilo, confortable, una música agradable…? ¿Has notado que tu familiar suele estar más tranquilo?
  • ¿Y si hay ruido, discusiones o un ambiente tenso?, ¿le notas más alterado?

Hoy vamos a hablar de esos síntomas asociados a las demencias que dan muchos quebraderos de cabeza a los familiares: los llamados Síntomas psicológicos y conductuales de la demencia (SPCD).

PERO, ¿CUÁLES SON ESTOS SÍNTOMAS?

¿Has observado alguno de estos comportamientos en tu familiar?

  1. Alteraciones psicomotoras, como agitación, inquietud, irritabilidad, gritos, conductas motoras (vagabundeo o deambulación errática, sin saber a dónde van)…
  2. Alteraciones del pensamiento o la percepción con sintomatología psicótica, como los delirios y las alucinaciones.
  3. Alteraciones afectivas, como síntomas ansiosos, depresivos, cambios bruscos del estado de ánimo…
  4. Alteraciones de la personalidad.

 


Algunos tipos de demencia tienden a asociarse con determinados trastornos de conducta como, por ejemplo:

ENFERMEDAD
SÍNTOMAS FRECUENTES
1. Alzheimer
Apatía

Conducta motora anómala

Síntomas psicóticos (más tardíos)

2. Demencia vascular
Depresión

Síntomas variables según el lugar de la lesión

3. Parkinson
Síntomas psicóticos

Apatía

Depresión

4. Demencia frontotemporal
Cambios de personalidad

Apatía

Desinhibición

5. Cuerpos de Lewy
Trastornos del sueño

Alucinaciones visuales


SÍNTOMAS PSICOLÓGICOS Y CONDUCTUALES DE LA DEMENCIA (SPCD)
Irritabilidad/agresividad
Labilidad emocional (descontrol de las emociones)
Depresión / disforia
Apatía
Ansiedad
Agitación
Insomnio
Agitación vespertina (sundowning)
Conducta de vagabundeo (deambulación)
Conductas de seguimiento o persecución
Acusaciones injustas
Comportamiento ruidoso
Demandas excesivas y desmedidas
Comportamiento repetitivo (perseverancia)
Euforia / júbilo
Conductas psicóticas (alucinaciones e ilusiones falsas)
Ideas delirantes
Paranoia
Retraimiento
Egocentrismo
Hilaridad inapropiada
Falta de interés por aficiones habituales

¿ESTAS ALTERACIONES SE PUEDEN DIAGNOSTICAR Y TRATAR?

Si tu familiar padece uno o varios SPCD no estás viviendo una situación aislada. De hecho, es lo normal que una o varias de estas conductas aparezcan en la mayoría de los pacientes.

¿Es necesario tratarlas? Sí, porque provocan gran sufrimiento y deterioro, tanto de la calidad de vida del paciente como del cuidador. Es muy importante identificarlas de forma temprana.

Gran parte de los SPCD se tratan con fármacos pero también tienen tratamiento no farmacológico. Nos vamos a centrar en estos últimos.

La primera aproximación al tratamiento de muchos de los SPCD suele ser no farmacológica aunque en casos de importante peligro o sufrimiento sí se considerará el tratamiento mediante fármacos a criterio médico.

 

TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO

Como cuidador debes intentar hacer una descripción cuidadosa del problema y cuándo aparece. Comienza la observación apuntando la fecha, el lugar, la hora y el contexto:

FECHA
LUGAR
HORA
QUÉ PASÓ
QUIÉNES ESTABAN
QUÉ HICIERON
CONSECUENCIAS

 


Al describir detalladamente la conducta problema, conocemos

  • ¿Cuándo aparece el problema?
  • ¿Dónde?
  • ¿En presencia de quién?
  • ¿Con qué frecuencia…?

 

¿CÓMO DEBEMOS ACTUAR?

Podemos usar técnicas de manejo conductual:

  1. Reforzamiento positivo: elogios, frases de ánimo, gestos, sonrisas… cuando hace algo bien.
  2. Reforzamiento negativo: evitar discutir o regañar al paciente ante conductas como desnudarse, gritar, etc.
  3. Extinción: dejar de prestar atención e ignorar la conducta a eliminar para que pierda su efecto cada vez que la hace.

 

La comunicación es muy importante: el tono de tu voz, postura o mirada de confianza aporta seguridad a tu familiar cuando siente miedo, desorientación y/o confusión en su día a día.

También se aplican las técnicas de moldeamiento: se le anima para que continúe siendo independiente a nivel funcional mediante órdenes sencillas.

Para mantener la rutina cotidiana se aplica el ensayo de conducta, reforzando lo positivo se estimula la práctica repetida de la conducta deseada.

Además se puede realizar una modificación del ambiente cambiando el entorno físico y temporal. Es importante mantener los objetos personales y recuerdos, personalizando del entorno.

Otras terapias no farmacológicas que también minimizan la aparición de SPCD son el uso de la música, técnicas de reminiscencia, las actividades lúdicas…

Si eres cuidador recuerda que es crucial que estés formado en estas técnicas y recibas  asesoramiento y apoyo continuo.

 

→  En la segunda parte del artículo describiremos pautas de actuación concretas.

¿QUIERES SABER MÁS?

El tabú de la agresividad en los pacientes de Alzheimer

 

BIBLIOGRAFÍA

-JL Cummings , M. Mega , K. Gray , S. Rosenberg-Thompson , DA Carusi , J. Gornbein ( 1994 ) El Inventario Neuropsiquiátrico: evaluación integral de la psicopatología en la demencia Neurología. , 44 , págs. 2308 – 2314

-Pérez-Castejón, JM, Delmàs, R., & Formiga, F. (2007). Síntomas psicológicos y conductuales en las demencias y su manejo no farmacológico.  multidisciplinar. gerontol, 192-197.

-Olazarán-Rodríguez, A. Agüera-Ortiz, L. Muñiz-Schwochert, R. (2012).. Síntomas psicológicos y conductuales de la demencia: prevención, diagnóstico y tratamiento. Revista Neurología, 55 (10), 598-608. Disponible en: https://www.mariawolff.org/_pdf/olazaran.pdf

-Reyes-Figueroa, JC, Rosich-Estragó, M., Bordas-Buera, E., Gaviria-Gómez, AM, Vilella-Cuadrada, E., & Labad-Alquézar, A. (2010). Síntomas psicológicos y conductuales como factores de progresión a demencia tipo Alzheimer en el deterioro cognitivo leve. Rev Neurol , 50 (11), 653-660.

-Pérez Romeroa, A.,González Garrido, S. (2018) REVISIÓN La importancia de los síntomas psicológicos y conductuales (SPCD) en la enfermedad de Alzheimer. Neurología, 33(6):378—384 Disponible en: www.elsevier.es/neurologia

-Bravo-Benítez, J., Navarro-González, E. (2018) Problemas de conducta en personas con demencia: eficacia de un programa de formación de cuidadores. Psicología Conductual, vol 26,1:159-175.

-Arín, E. F. (2014). Síntomas psicológicos y conductuales en demencia en una unidad de psicogeriatría: Características y respuesta al tratamiento. Informaciones psiquiátricas: Publicación científica de los Centros de la Congregación de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, (216), 99-116.

-Arriola, E. (2017). Cómo actuar ante determinados comportamientos. Trastornos conductuales en la demencia. Fundazio a Matia.

-Manual para el cuidador de pacientes con demencia (2022) Imserso

-Bohórquez Rodríguez, A. (2019) Guía Alzheimer 2019. Comunicación y Conducta. Familiares. CEAFA.

 

Inés Yan y Miguel Ángel Maroto-Mi familiar con Alzheimer es agresivo conmigo.

 

¿ES NORMAL QUE SUCEDA?

Sí, se trata de una situación frecuente. No te sientas solo ni culpable porque suceda.

Es común que los pacientes de demencia tengan episodios de ira, expresándolos tanto hacia los que más quieren así como hacia sí mismos.

 

¿POR QUÉ PASA?

Las reacciones de ira pueden deberse a desorientación, cansancio, dolor físico o simplemente tristeza.

Ten en cuenta que a veces no saben cómo manejar ni expresar lo que sienten.

 

 

¿CÓMO PUEDO ADELANTARME A QUE OCURRA?

Tú conoces a tu familiar: conoces las situaciones que pueden estresarle más o afectar  u estado emocional. Es imprescindible para poder prevenir estas situaciones. Pongamos algunos ejemplos:

  • Están desorientados.
  • Sienten rabia porque no recuerdan aquello que les has preguntado.
  • Se frustran porque no son capaces de realizar alguna tarea que anteriormente no les suponía ninguna dificultad…

 

¿CÓMO REACCIONO SI MI FAMILIAR SE PONE AGRESIVO CONMIGO?

  • Traslada su atención a otro contexto u otra actividad que sea atractiva para él. Lo mejor es distraerle.
  • Recurre a objetos personales o fotografías conocidas para favorecer su orientación.
  • En caso de olvido de palabras, da claves silábicas que precedan la palabra que quiera decir.
  • Valora y refuerza todo esfuerzo que realice.
  • Garantiza la seguridad de ambas partes: en casos de agresividad física, responde con tono sereno, procurando dirigir la atención hacia algo que le resulte placentero.

 

 

¿CÓMO ME PUEDO CUIDAR?

El bienestar del cuidador es la principal clave para manejar situaciones en las que la persona con demencia manifiesta ese comportamiento agresivo.

  • Dedicándome un tiempo solo para mí: ocio, actividades sociales, deporte, ver amigos…
  • Controlando mis emociones y buscando ayuda psicológica, si fuese necesario, para aprender a gestionar mis propias reacciones así como a expresarme sin miedo.
  • Recordando que nadie tiene culpa de la enfermedad ni su evolución: ni el paciente ni tampoco tú.

 

¿QUIERES SABER MÁS?

Síndrome del atardecer o del sundowning en pacientes de Alzheimer.