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EL SÍNDROME DEL CUIDADOR QUEMADO

Liliana Helena Fernández y Miguel Ángel Maroto-El síndrome del cuidador quemado.

 

Ana es un ama de casa de 58 años. A su esposo, Mateo, le diagnosticaron Alzheimer hace unos 5 años. Su enfermedad ha llegado a un punto en que no puede dejarle solo en casa.

Así que Ana ahora tiene varias cargas: los quehaceres del hogar; cocinar para sus tres hijos, ya emancipados, pero que vienen a comer un par de días por semana (y se llevan tápers de mamá) y quedarse en casa cuidando de Mateo todo el día.

Ya no va a sus clases de teatro, ni a jugar a las cartas con sus amigas. Necesita estar pendiente de su marido por si tiene que ir al baño, comer o es la hora de tomar sus medicinas.

Lo más cercano a dar un paseo es caminar a toda prisa para hacer la compra una vez por semana.

Últimamente, Ana se siente cada vez más cansada, le cuesta conciliar el sueño por las noches y levantarse por las mañanas y tiene cambios de humor constantes. Cuando se ve en el espejo apenas se reconoce. Sufre un dolor de cabeza constante.

Lo peor es que comienza a sentir culpa porque a veces se enfada con su esposo por depender tanto de ella.

 

 

¿TE RESULTA FAMILIAR?

Ana está mostrando síntomas del síndrome del cuidador quemado.

Si tienes a una persona bajo tu cuidado la mayor parte del día, esta lectura te interesa.

 

¿QUÉ ES EL SÍNDROME DEL CUIDADOR QUEMADO?

También conocido como fatiga por compasión, trabajador cansado (o “burnout” en inglés) es un síndrome muy frecuente en personas que tienen asignado el rol de cuidar de una persona dependiente.

 

¿QUÉ LO ORIGINA?

Una mezcla de factores, entre ellos: mantener altos niveles de estrés por un periodo prolongado de tiempo; la represión de emociones junto con la falta de espacios para descargarlas; y la fatiga física y mental.

 

¿A QUIÉN LE SUCEDE?

Es más común en cuidadores que son familiares de la persona dependiente, porque, por lo general, no cuentan con la formación adecuada a nivel emocional, físico ni médico para las responsabilidades que ejercen.

También influye que muchas veces se convierten en cuidadores por necesidad (no hay nadie más que pueda cuidar de la persona dependiente ni tampoco hay medios económicos para contratar a una tercera persona) y, de pronto, se encuentran cuidando al familiar a la par que mantienen muchas otras responsabilidades propias de su día a día.

 

¿CÓMO SABER SI LO SUFRES?

Sueles sentir…

  • Cansancio constante.
  • Sentimientos de enfado, tristeza y/o frustración.
  • Cambios de humor frecuente.
  • Manifestaciones psicosomáticas (trastornos intestinales, insomnio, gastritis, falta de apetito o atracones de comida, dolor de cabeza…)
  • Actitudes negativas hacia la persona que estás cuidando.
  • Sentir que la situación te desborda.
  • Sentir soledad.
  • Estar irritable.
  • Tener baja autoestima.
  • Sensación de despersonalización…

 

La intensidad con la que se presenta el síndrome varía según las herramientas de afrontamiento con las que cuentes yel apoyo dentro de tu red familiar.

No todos somos iguales. Algunas personas podrán gestionar sus emociones y frustraciones de forma más exitosa que otras.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que, cuando una persona desarrolla la fatiga por compasión, tiende a dejarse a sí misma de lado, desconectando de sus necesidades tanto físicas como emocionales a la vez que desarrolla (la mayoría de las veces de forma inconsciente) un lazo de codependencia con el enfermo a su cargo.

 

¿QUÉ HAGO SI SUFRO ESTE SÍNDROME?

Si te sientes identificado con buena parte de estos síntomas puede ser una señal para dedicar un momento a escuchar a tu cuerpo, tomar un descanso, respirar y recargar energía.

 

PRUEBA DE ZARIT

Compartimos contigo la versión reducida de la prueba de Zarit.

Es una herramienta diseñada para medir el nivel de carga que soporta un cuidador.

Por sí sola no es un indicador inequívoco de padecer el síndrome del cuidador quemado pero sí podemos usarla como guía para aprender cómo nos sentimos.

¡Vamos a ello! Contesta a las preguntas con la siguiente puntuación:

  • Nunca: 1 punto
  • Casi nunca: 2 puntos.
  • A veces: 3 puntos.
  • Frecuentemente: 4 puntos.
  • Casi siempre: 5 puntos.

 

  1. ¿Sientes que,  a causa del tiempo que dedicas a tu familiar/paciente, ya no tienes tiempo suficiente para ti mismo?
  2. ¿Te sientes estresado al tener que atender a tu familiar/paciente y tener además que atender a otras responsabilidades?, ¿crees que la situación actual afecta a tu relación con amigos u otros miembros de tu familia de forma negativa?
  3. ¿Te sientes agotado cuando tienes que estar junto a tu familiar/paciente?
  4. ¿Sientes que tu salud se ha visto afectada por tener que cuidar a tu familiar/paciente?
  5. ¿Sientes que has perdido el control sobre tu vida desde que la enfermedad de tu familiar se manifestó?
  6. En general, ¿te sientes muy sobrecargado al tener que cuidar de tu familiar/paciente?

 

 

¿QUÉ RESULTADO HAS OBTENIDO?

Suma las puntuaciones. Si la suma es igual o mayor a 17, podría indicar que estás teniendo una sobrecarga emocional.

Y ahora,  ¿qué puedo hacer?

Una buena opción sería pedir ayuda a otros familiares para repartir la carga de trabajo de forma equitativa. Si esto no es posible, reservar un tiempo donde la oportunidad de recibir apoyo emocional. Con la tecnología actualmente es muy sencillo: puedes hacerlo también on line desde casa.

Además, reserva un tiempo a la semana para tener momentos de esparcimiento y relajación.

 

¿QUÉ PUEDES HACER PARA EVITAR EL SÍNDROME DEL CUIDADOR QUEMADO?

1.-Establecer horarios de trabajo, delegar tareas y/o hacer turnos con otros cuidadores.

2.-En la medida de lo posible, promover la independencia en ciertas áreas del paciente.

3.-Coger un tiempo de descanso y realizar actividades recreativas, manteniendo relaciones sociales con amigos.

4.-Asistir a terapia psicológica o de apoyo emocional.

5.-No automedicarse.

6.-Tener clara la enfermedad de la persona dependiente y mantener expectativas realistas sobre su evolución.

7.-Hablar o escribe sobre tus sentimientos: permíteles fluir.

8.-Comer de forma equilibrada. Nutrir el cuerpo es esencial para tener encontrarte bien.

9.-Establecer límites físicos y emocionales. No eres invencible.

10.-Pedir ayuda a las personas cercanas cada vez que sea necesario.

 

 

PARA SER UN BUEN CUIDADOR PRIMERO TE DEBES CUIDAR A TI MISMO.

Si tú tienes o crees que alguien que conoces puede tener el síndrome del cuidador quemado, pide ayuda.

Hay muchos recursos: desde ayudas públicas hasta empresas que te puede ayudar a gestionar el cuidado de tu familiar y tener así un espacio para tu descarga emocional. En Ahora Centros estamos para ayudarte:

  • Mientras tu familiar está en terapia tendrás tiempo para ti.
  • Y en nuestros grupos de cuidadores te enseñaremos a velar mejor por tu familiar. Y, aunque creas que estás solo, conocerás personas que están viviendo lo mismo que tú.

 

¿QUIERES SABER MÁS?

Herramientas prácticas para cuidadores: convivencia en casa. 

 

BIBLIOGRAFÍA

Lashera, M., et al. (2004). Atención integral a las personas cuidadoras de pacientes dependientes (1.ª ed., p. Comunidad de Madrid). Madrid. Recuperado de https://www.comunidad.madrid/sites/default/files/doc/sanidad/chas/atenci-n_a_la_persona_cuidadora_protocolo_completo.pdf