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Esther Robisco y Miguel Ángel Maroto. Olvidos cotidianos.

 

¿DEBO PREOCUPARME POR LOS OLVIDOS COTIDIANOS?  TÉCNICAS PARA ATAJARLOS.

  • ¿Dónde habré puesto el móvil?
  • ¿Has visto las llaves del coche?
  • Ayer no encontraba las gafas y las tenía en la cabeza…

LOS OLVIDOS COTIDIANOS

Son fallos o dificultades a la hora de recordar sucesos, acciones, nombres, etc. que surgen en nuestra rutina diaria.

Pero, ¿qué significan estos olvidos? ¿Hasta qué punto pueden ser señal de un problema mayor de memoria?

La dificultad para recordar cosas tan comunes como fechas, dónde hemos dejado las cosas, o algún suceso reciente no tienen por qué asociarse a algún problema de memoria, sino que también pueden deberse a muchas otras razones, como el estrés, las prisas, no estar prestando atención o, simplemente, la edad.

Estos olvidos, desde el momento en que los expresa la propia persona o sus allegados, pasan a denominarse quejas subjetivas de memoria (QSM).

Son unas de las quejas más comunes a medida que nos vamos haciendo mayores.

 

 

¿QUÉ TIPO DE QUEJAS DE MEMORIA HAY?

1. Quejas en la memoria retrospectiva: olvidamos información del pasado.

¿Dónde habré puesto aquella receta de cocina que tenía apuntada…?

¿He cerrado el coche…?

2. Quejas en la memoria presente o inmediata: olvidamos información que se nos presenta en ese mismo momento; información en curso.

Perder el hilo de la conversación, (¿qué estaba diciendo…?)

No recordar lo que acabamos de leer.

3. Quejas en la memoria prospectiva: olvidamos información para futuro o acciones a realizar Hacer un recado en concreto.

Acordarme de algo que tenía que hacer esta tarde…

 

TÉCNICAS SENCILLAS PARA LOS OLVIDOS

Mediante técnicas y trucos podemos disminuir estos fallos de memoria:

1. Con ayudas externas: con una agenda, una pizarra, un calendario…

2. Con ayudas internas: utilizando nuestra propia cabeza y estimular nuestra memoria. Veamos algunas técnicas.

  • La estrategia de la visualización:

Consiste en generar imágenes de lo que queramos recordar.

Cuanto más tiempo invirtamos en crear dicha imagen y más extravagante sea, la recordaremos con más facilidad.

Según estos criterios, se puede llevar a cabo la técnica “ACE: Acción- Color- Exageración”.

Por ejemplo, imaginemos que tenemos que recordar darle unos medicamentos a nuestro perro. Pues bien, si nos visualizamos a nosotros mismos dándole unas pastillas de color púrpura con lunares verdes y que nuestro perro de repente al administrárselas le crecen músculos como a Popeye, será mucho más fácil recordarlo que si simplemente nos recordamos darle las pastillas sin más.

 

 

  • El método Loci o de los lugares:

Consiste en memorizar lugares que nos resulten muy conocidos y ubicar diferentes objetos a memorizar en esos lugares.

Cuando se desee recordar dichos objetos, haremos un recorrido por estos sitios para recordar la asociación con los objetos que habíamos pensado.

Una vez más, cuanto más extravagante sea dicha asociación, mejor la recordaremos.

Vamos con un ejemplo:

“Mi mujer me ha pedido que, por favor, vaya al mercado a por tomates, huevos y bolsas de basura. Ahora bien, si pienso en mi casa, lo primero que veo es un recibidor, seguido de un salón, y al subir las escaleras, nuestro dormitorio.

¿Y si pusiese mentalmente un tomate encima del zapatero en el recibidor, los huevos encima de la televisión en el salón y las bolsas de basura a modo de funda de almohada?

Seguro que mi mujer se enfadaría, pero al menos no fue porque se me olvidasen sus recados…”

 

 

  • El método de la cadena

Con el fin de recordar una lista de palabras o sucesos se asocian unos a otros formando una “cadena visual”.

Imaginémonos un viernes como otro cualquiera.  Estamos tan estresados con el trabajo y tenemos tantas cosas en la cabeza, que se nos olvida todo lo que tenemos que hacer: sacar al perro, recoger el traje de la boda de mi primo y tomar algo con mis amigos; que es viernes.

Una vez sabemos todo lo que tenemos que hacer, imaginémonos también a nuestro perro, al cual tenemos que sacar, vestido del traje que tenemos que recoger, para encontrárnoslo en el sofá tomándose una cerveza con nuestro amigo Ramón, con el que hemos quedado más tarde.

Así seguro que no nos olvidaremos.

 

  • El método IRA para el recuerdo de nombres:

¿Cuántas veces te han presentado a alguien y no recuerdas su nombre?

Con este método se usan varias estrategias al mismo tiempo: Impresión (I), Repetición (R) y Asociación (A).

  • Con respecto a la Impresión, se trata de fijarse en las características de la persona con la que hablamos que salten a la vista o que destaquen de su carácter (el color de sus ojos, cómo suena su risa, el tamaño de sus orejas…)
  • En lo que concierne a la Repetición, intentaremos repetir su nombre varias veces en la conversación, para que así nos sea más fácil recordarlo sin ser demasiado descarado.
  • Finalmente, la Asociación. Podemos encontrar algo con lo que asociar el nombre de esa persona, como el de un familiar, una imagen (Margarita también evoca la imagen de una flor, por ejemplo), algún personaje relevante o famoso…

 

¿SE PUEDEN “MEDIR” LOS OLVIDOS?

Sólo analizando nuestros olvidos no podemos determinar con certeza si se deben a una enfermedad o a cualquier otra causa.

Los especialistas disponemos de herramientas para medir el estado cognitivo de una persona y saber el nivel de deterioro que podría presentar nuestro cerebro. Por ejemplo, existen cuestionarios o “tests” que utilizamos los profesionales para una correcta evaluación y diagnóstico del estado de nuestra memoria.

En conclusión, si te preocupan los fallos de memoria en tu día a día, o quieres prevenir la pérdida de memoria, es importante acudir a un profesional para resolver tus dudas.

En Ahora Centros somos especialistas en este ámbito y podemos resolver tus dudas.

 

 

¿QUIERES SABER MÁS?

¿Cómo influyen las emociones en nuestra memoria?

 

BIBLIOGRAFÍA

-Bazán, I. G., Beraudo, A., Fernández, C., Muñoz, M., Rosina, M. L., Bastida, M., & Mias, C. D. (2018). Quejas subjetivas de memoria, olvidos diferenciales y su relacion con la depresión en adultos mayores normales, con deterioro cognitivo leve y demencia.Anuario de Investigaciones de la Facultad de Psicología, 3(3), 188-196.

-Orozco, M. E. D. (2012). Olvidos cotidianos en personas mayores.Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 15(4), 1294-1309.

-Kjeldsen, P. L., & Damholdt, M. F. (2019). Subjective cognitive complaints in patients with Parkinson’s disease. Acta Neurologica Scandinavica, 140(6), 375-389.

 

 

Carla Guzmán Leiva y Miguel Ángel Maroto-Cuidar a quien nos cuidó.

 

Si tienes una persona dependiente a tu cargo este artículo te interesa.

¿Conoces las pautas para cuidarla pero, a la vez, respetando la autonomía que aún mantiene? ¡Vamos a conocerlas!

Cuando nos hacemos mayores es habitual que necesitemos ayuda. Nuestra capacidad física, psíquica o intelectual se puede deteriorar y se llega a necesitar ayuda en aspectos del día a día:

  • Administrar el dinero.
  • Utilizar transportes públicos o conducir.
  • Salir a la calle.
  • Tomar la medicación.
  • Usar el teléfono.
  • Comprar y preparar la comida o hacer otras tareas domésticas.
  • Asearse, vestirse y bañarse por uno mismo.
  • Incluso comer solo o caminar en algunos casos.

Cuidar a personas mayores cuando no pueden satisfacer sus necesidades por sí solas, exige una gran capacidad humana, ya que debemos respetar la dignidad de ese “otro” a quien se cuida.

Y, a la vez, debemos lograr un equilibrio para mantener la autonomía de esa persona mayor.

 

LA VIDA PUEDE CAMBIAR EN UN DÍA

La tarea de cuidar no es fácil. La familia se enfrenta, a veces repentinamente (tras un ictus, por ejemplo) o de forma más paulatina (demencia, Alzheimer…) con un padre, madre, tía o abuelo deteriorado.

La familia debe enfrentarse a una tarea nueva, desconocida y, más aún, atemorizante.

Se produce un cambio de roles. Los mayores necesitan ser cuidados, muchas veces por sus hijos. Esta realidad tensiona a la familia, que debe hacer ajustes en su organización para atender a la persona mayor y al mismo tiempo mantener el equilibrio, como el trabajo o el cuidado de los propios hijos).

 

CÓMO LO VIVE EL MAYOR

La disminución en la capacidad funcional se afronta de manera más positiva cuando el adulto mayor cuenta con un entorno ambiental seguro, vínculos familiares y acceso a la atención en salud.

La pérdida de la autonomía, el sentimiento de soledad, la viudez, la pérdida de los amigos… proporcionan ciertas dificultades a los mayores, que deben adaptarse a nuevas situaciones de dependencia física, moral o económica. Encuentran refugio en la cercanía de sus familias.

 

¿IMAGINAS NO PODER VALERTE POR TI MISMO?

Para una persona que toda su vida ha sido capaz de valerse sola, de mantenerse a sí misma y a otras personas perder esa capacidad es un momento muy duro.

La autonomía es la capacidad controlar tu propia vida y tomar tus propias decisiones sin ayuda de otras personas.

 

 

EL ENTORNO DE LAS PERSONAS DEPENDIENTES

El cuidado y la ayuda pueden generar, en ocasiones, una mayor dependencia. Esto sucede cuando no se deja a la persona mayor seguir haciendo las cosas que aún es capaz de hacer. Por ejemplo, quizá no pueda ya conducir pero sigue siendo muy capaz de coger la línea de autobús de su barrio.

Veamos dos aspectos importantes a tener en cuenta en el entorno:

  • La vivienda: la adaptación de la casa a las necesidades del mayor es fundamental. Un ambiente físico estimulante (según sus capacidades mentales) junto con suficientes ayudas (pasamanos, ayudas en el baño…) conjugan la autonomía con la seguridad. Así contribuimos a su bienestar.
  • El ambiente social: la actitud y la forma de comportarse de los familiares, amigos, vecinos, etc. ante el deterioro de la salud de las personas de edad avanzada influyen en el grado de autonomía e independencia que muestran.

 

3 COSAS QUE NO DEBEMOS HACER

  1. Hacer por la persona tareas que ella pueda realizar, aunque con lentitud y dificultad, por sí misma. No se le da la oportunidad de demostrar su independencia en la tarea y, si ocurre con frecuencia, es posible que acabe perdiendo esa habilidad por desuso.
  2. Amonestar o criticar cuando la persona mayor se considera independiente y realiza alguna actividad por sus propios medios.
  3. No reconocer y valorar cuando la persona mayor se desenvuelve con autonomía en tareas que le pueden suponer un esfuerzo, sea vestirse, ordenar la casa o comprar el pan, y no pide ayuda a los demás.

Es frecuente que las conductas que no tienen consecuencias positivas, como reconocimiento o elogio de los demás, dejen de realizarse.

 

 

 

6 COSAS QUE SÍ DEBEMOS HACER

  1. Acondicionar el entorno para facilitar conductas independientes. Revisar y eliminar la existencia de obstáculos ambientales que dificulten la autonomía y supongan un riesgo.
  2. Observar a la persona mayor para conocer todo lo que puede hacer por sí misma. Se debe prestar atención a las dificultades pero también es importante hacerlo con las capacidades que la persona tiene preservadas.
  3. No hacer nada por la persona mayor si esta puede hacerlo por sí misma. Ayudarla solo en lo necesario. Una vez que se ha comprobado qué puede hacer por sí misma es importante dejar que continúe haciendo todo lo que pueda sin ayuda.
  4. Si sabemos que puede realizar una tarea sin ayuda (por ejemplo, usar el teléfono para llamar a los familiares) es útil recordárselo y estimularle a repetirlo. Potenciaremos que estas labores se continúen haciendo el mayor tiempo posible.
  5. Preparar la situación para que sea más fácil ser autónomo. Resulta aconsejable el mantenimiento de rutinas siempre que se pueda.
  6. Comportarse con la persona mayor de modo que el trato favorezca la autonomía. Los comportamientos independientes que tienen consecuencias positivas para la persona mayor, ya sea porque se le elogia o porque se muestra satisfacción por su labor, tienden a repetirse en un futuro.

Estas sugerencias no suelen tener un efecto inmediato pero su uso continuado, una vez que se incorporar estas pautas en la rutina diaria, permite encontrar nuevas formas de ayudar a su familiar y así mismo.

 

Y, ¿ESTO NO CONSUME MÁS TIEMPO DEL CUIDADOR?

Es posible que, mientras leías lo anterior, hayas pensado que estas pautas significan “aún” más tiempo del que ya empleas para cuidar a tu familiar.

Estas dudas son razonables, de hecho, es probable que al principio consuman más tiempo.

Sin embargo, este esfuerzo se verá recompensado cuando se vea a la persona mayor dependiente mantener cierta autonomía y expresando satisfacción al juzgarse a sí misma como una persona útil que puede realizar actividades que le permitan mantener su dignidad.

Cuidar significa ayudar sólo lo necesario.

 

¿QUIERES SABER MÁS?

BIBLIOGRAFÍA

  • Álvarez Hernández, Joaquín, & Sicilia, Mercedes (2007). Deterioro cognitivo y autonomía personal básica en personas mayores. Anales de Psicología, 23(2),272-281. [fecha de Consulta 3 de Mayo de 2022]. ISSN: 0212-9728. Disponible en:   https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=16723214
  • Ministerio de salud y Senama. (2009), Manual del cuidado de personas mayores dependientes y con pérdida de autonomía.
  • Quevedo-Tejero, Elsy C, & De la Fuente-Bacelis, Teresa J, & Zavala-González, MA., Jiménez-Sastré, A (2010). Funcionalidad para las actividades de la vida diaria en el adulto mayor. Archivos en Medicina Familiar, 12(1),1-4. [fecha de Consulta 3 de mayo de 2022]. ISSN: 1405-9657. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=50719083001
  • Quiroga, Pamela (2015). Prácticas cotidianas de los adultos mayores en el contexto familiar latinoamericano. Oculum Ensaios, 12(1),49-59. [fecha de Consulta 3 de mayo de 2022]. ISSN: 1519-7727. Disponible en:   https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=351733757005

Inés Yan y Miguel Ángel Maroto-Mi familiar con Alzheimer es agresivo conmigo.

 

¿ES NORMAL QUE SUCEDA?

Sí, se trata de una situación frecuente. No te sientas solo ni culpable porque suceda.

Es común que los pacientes de demencia tengan episodios de ira, expresándolos tanto hacia los que más quieren así como hacia sí mismos.

 

¿POR QUÉ PASA?

Las reacciones de ira pueden deberse a desorientación, cansancio, dolor físico o simplemente tristeza.

Ten en cuenta que a veces no saben cómo manejar ni expresar lo que sienten.

 

 

¿CÓMO PUEDO ADELANTARME A QUE OCURRA?

Tú conoces a tu familiar: conoces las situaciones que pueden estresarle más o afectar  u estado emocional. Es imprescindible para poder prevenir estas situaciones. Pongamos algunos ejemplos:

  • Están desorientados.
  • Sienten rabia porque no recuerdan aquello que les has preguntado.
  • Se frustran porque no son capaces de realizar alguna tarea que anteriormente no les suponía ninguna dificultad…

 

¿CÓMO REACCIONO SI MI FAMILIAR SE PONE AGRESIVO CONMIGO?

  • Traslada su atención a otro contexto u otra actividad que sea atractiva para él. Lo mejor es distraerle.
  • Recurre a objetos personales o fotografías conocidas para favorecer su orientación.
  • En caso de olvido de palabras, da claves silábicas que precedan la palabra que quiera decir.
  • Valora y refuerza todo esfuerzo que realice.
  • Garantiza la seguridad de ambas partes: en casos de agresividad física, responde con tono sereno, procurando dirigir la atención hacia algo que le resulte placentero.

 

 

¿CÓMO ME PUEDO CUIDAR?

El bienestar del cuidador es la principal clave para manejar situaciones en las que la persona con demencia manifiesta ese comportamiento agresivo.

  • Dedicándome un tiempo solo para mí: ocio, actividades sociales, deporte, ver amigos…
  • Controlando mis emociones y buscando ayuda psicológica, si fuese necesario, para aprender a gestionar mis propias reacciones así como a expresarme sin miedo.
  • Recordando que nadie tiene culpa de la enfermedad ni su evolución: ni el paciente ni tampoco tú.

 

¿QUIERES SABER MÁS?

Síndrome del atardecer o del sundowning en pacientes de Alzheimer.

Liliana Helena Fernández y Miguel Ángel Maroto-El síndrome del cuidador quemado.

 

Ana es un ama de casa de 58 años. A su esposo, Mateo, le diagnosticaron Alzheimer hace unos 5 años. Su enfermedad ha llegado a un punto en que no puede dejarle solo en casa.

Así que Ana ahora tiene varias cargas: los quehaceres del hogar; cocinar para sus tres hijos, ya emancipados, pero que vienen a comer un par de días por semana (y se llevan tápers de mamá) y quedarse en casa cuidando de Mateo todo el día.

Ya no va a sus clases de teatro, ni a jugar a las cartas con sus amigas. Necesita estar pendiente de su marido por si tiene que ir al baño, comer o es la hora de tomar sus medicinas.

Lo más cercano a dar un paseo es caminar a toda prisa para hacer la compra una vez por semana.

Últimamente, Ana se siente cada vez más cansada, le cuesta conciliar el sueño por las noches y levantarse por las mañanas y tiene cambios de humor constantes. Cuando se ve en el espejo apenas se reconoce. Sufre un dolor de cabeza constante.

Lo peor es que comienza a sentir culpa porque a veces se enfada con su esposo por depender tanto de ella.

 

 

¿TE RESULTA FAMILIAR?

Ana está mostrando síntomas del síndrome del cuidador quemado.

Si tienes a una persona bajo tu cuidado la mayor parte del día, esta lectura te interesa.

 

¿QUÉ ES EL SÍNDROME DEL CUIDADOR QUEMADO?

También conocido como fatiga por compasión, trabajador cansado (o “burnout” en inglés) es un síndrome muy frecuente en personas que tienen asignado el rol de cuidar de una persona dependiente.

 

¿QUÉ LO ORIGINA?

Una mezcla de factores, entre ellos: mantener altos niveles de estrés por un periodo prolongado de tiempo; la represión de emociones junto con la falta de espacios para descargarlas; y la fatiga física y mental.

 

¿A QUIÉN LE SUCEDE?

Es más común en cuidadores que son familiares de la persona dependiente, porque, por lo general, no cuentan con la formación adecuada a nivel emocional, físico ni médico para las responsabilidades que ejercen.

También influye que muchas veces se convierten en cuidadores por necesidad (no hay nadie más que pueda cuidar de la persona dependiente ni tampoco hay medios económicos para contratar a una tercera persona) y, de pronto, se encuentran cuidando al familiar a la par que mantienen muchas otras responsabilidades propias de su día a día.

 

¿CÓMO SABER SI LO SUFRES?

Sueles sentir…

  • Cansancio constante.
  • Sentimientos de enfado, tristeza y/o frustración.
  • Cambios de humor frecuente.
  • Manifestaciones psicosomáticas (trastornos intestinales, insomnio, gastritis, falta de apetito o atracones de comida, dolor de cabeza…)
  • Actitudes negativas hacia la persona que estás cuidando.
  • Sentir que la situación te desborda.
  • Sentir soledad.
  • Estar irritable.
  • Tener baja autoestima.
  • Sensación de despersonalización…

 

La intensidad con la que se presenta el síndrome varía según las herramientas de afrontamiento con las que cuentes yel apoyo dentro de tu red familiar.

No todos somos iguales. Algunas personas podrán gestionar sus emociones y frustraciones de forma más exitosa que otras.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que, cuando una persona desarrolla la fatiga por compasión, tiende a dejarse a sí misma de lado, desconectando de sus necesidades tanto físicas como emocionales a la vez que desarrolla (la mayoría de las veces de forma inconsciente) un lazo de codependencia con el enfermo a su cargo.

 

¿QUÉ HAGO SI SUFRO ESTE SÍNDROME?

Si te sientes identificado con buena parte de estos síntomas puede ser una señal para dedicar un momento a escuchar a tu cuerpo, tomar un descanso, respirar y recargar energía.

 

PRUEBA DE ZARIT

Compartimos contigo la versión reducida de la prueba de Zarit.

Es una herramienta diseñada para medir el nivel de carga que soporta un cuidador.

Por sí sola no es un indicador inequívoco de padecer el síndrome del cuidador quemado pero sí podemos usarla como guía para aprender cómo nos sentimos.

¡Vamos a ello! Contesta a las preguntas con la siguiente puntuación:

  • Nunca: 1 punto
  • Casi nunca: 2 puntos.
  • A veces: 3 puntos.
  • Frecuentemente: 4 puntos.
  • Casi siempre: 5 puntos.

 

  1. ¿Sientes que,  a causa del tiempo que dedicas a tu familiar/paciente, ya no tienes tiempo suficiente para ti mismo?
  2. ¿Te sientes estresado al tener que atender a tu familiar/paciente y tener además que atender a otras responsabilidades?, ¿crees que la situación actual afecta a tu relación con amigos u otros miembros de tu familia de forma negativa?
  3. ¿Te sientes agotado cuando tienes que estar junto a tu familiar/paciente?
  4. ¿Sientes que tu salud se ha visto afectada por tener que cuidar a tu familiar/paciente?
  5. ¿Sientes que has perdido el control sobre tu vida desde que la enfermedad de tu familiar se manifestó?
  6. En general, ¿te sientes muy sobrecargado al tener que cuidar de tu familiar/paciente?

 

 

¿QUÉ RESULTADO HAS OBTENIDO?

Suma las puntuaciones. Si la suma es igual o mayor a 17, podría indicar que estás teniendo una sobrecarga emocional.

Y ahora,  ¿qué puedo hacer?

Una buena opción sería pedir ayuda a otros familiares para repartir la carga de trabajo de forma equitativa. Si esto no es posible, reservar un tiempo donde la oportunidad de recibir apoyo emocional. Con la tecnología actualmente es muy sencillo: puedes hacerlo también on line desde casa.

Además, reserva un tiempo a la semana para tener momentos de esparcimiento y relajación.

 

¿QUÉ PUEDES HACER PARA EVITAR EL SÍNDROME DEL CUIDADOR QUEMADO?

1.-Establecer horarios de trabajo, delegar tareas y/o hacer turnos con otros cuidadores.

2.-En la medida de lo posible, promover la independencia en ciertas áreas del paciente.

3.-Coger un tiempo de descanso y realizar actividades recreativas, manteniendo relaciones sociales con amigos.

4.-Asistir a terapia psicológica o de apoyo emocional.

5.-No automedicarse.

6.-Tener clara la enfermedad de la persona dependiente y mantener expectativas realistas sobre su evolución.

7.-Hablar o escribe sobre tus sentimientos: permíteles fluir.

8.-Comer de forma equilibrada. Nutrir el cuerpo es esencial para tener encontrarte bien.

9.-Establecer límites físicos y emocionales. No eres invencible.

10.-Pedir ayuda a las personas cercanas cada vez que sea necesario.

 

 

PARA SER UN BUEN CUIDADOR PRIMERO TE DEBES CUIDAR A TI MISMO.

Si tú tienes o crees que alguien que conoces puede tener el síndrome del cuidador quemado, pide ayuda.

Hay muchos recursos: desde ayudas públicas hasta empresas que te puede ayudar a gestionar el cuidado de tu familiar y tener así un espacio para tu descarga emocional. En Ahora Centros estamos para ayudarte:

  • Mientras tu familiar está en terapia tendrás tiempo para ti.
  • Y en nuestros grupos de cuidadores te enseñaremos a velar mejor por tu familiar. Y, aunque creas que estás solo, conocerás personas que están viviendo lo mismo que tú.

 

¿QUIERES SABER MÁS?

Herramientas prácticas para cuidadores: convivencia en casa. 

 

BIBLIOGRAFÍA

Lashera, M., et al. (2004). Atención integral a las personas cuidadoras de pacientes dependientes (1.ª ed., p. Comunidad de Madrid). Madrid. Recuperado de https://www.comunidad.madrid/sites/default/files/doc/sanidad/chas/atenci-n_a_la_persona_cuidadora_protocolo_completo.pdf

 

Cristina Sánchez y Miguel Ángel Maroto- La fase moderada del Alzheimer.

 

Has estado en el médico con tu padre y le han dado este diagnóstico pero, ¿qué supone realmente?;  y sobre todo , ¿qué puedes esperar a partir de ahora?

La fase leve de la enfermedad de Alzheimer es larga, silenciosa y asintomática. A su final comienzan a aparecer síntomas poco llamativos, que muchas veces se asocian a “cosas de la edad”.

Pasado este punto, nos adentramos en la fase media del proceso, la parte que se denomina “moderada”.

 

¿CUÁNTO DURA LA ETAPA MODERADA?

Suele ser el periodo más largo de esta demencia, si descartamos las fases asintomáticas o de simple deterioro cognitivo leve de las primeras etapas.

Dependerá de cada enfermo, pero lo normal es que dure unos 4años en los que puede haber una época de relativa estabilidad. Si tenemos en cuenta que la vida media de un enfermo de Alzheimer desde su diagnóstico hasta su muerte es de 9 o 10 años, estamos hablando de que la mitad del proceso corresponde a esta fase moderada o media.

La escala DGS  (Escala de Deterioro Global, desarrolla por el neurólogo norteamericado Reisberg) divide este periodo en dos:

  1. Fase 5, de demencia moderada.
  2. Fase 6, de demencia moderadamente grave.

¿EN QUÉ CONSISTE LA FASE 5?

La fase 5 se caracteriza por la pérdida de las capacidades de una forma cada vez más profunda:

  • Los olvidos y fallos de memoria (amnesia) se profundizan y se hacen más frecuentes.
  • La desorientación espacio-temporal se hace visible: el enfermo no sabe medir bien el tiempo y se puede perder con cierta facilidad en la calle.
  • La comprensión del lenguaje de las demás personas por parte del enfermo y su propia capacidad de expresarse le cuestan cada vez más (afasia). No encuentra las palabras adecuadas, no puede expresar bien lo que quiere, no endiente todo lo que se oye o lee… y todo ello sin que el órgano auditivo o fonador esté en mal estado.
  • La dificultad en el cálculo (acalculia) también se hace patente.
  • Se manifiestan dificultades para la realización de actividades sencillas o habituales en la vida ordinaria (apraxia): ir a un cajero, hacer la compra en el supermercado…
  • Se producen fallos cada vez más importantes en la identificación de lugares o personas con los que el paciente no tiene un trato familiar o continuo (agnosia).

 

 

¿CÓMO SE SIENTE EL PACIENTE ANTE ESTE DETERIORO?

Se da cuenta de lo que le ocurre. Como consecuencia, aparecen marcadas alteraciones de conducta:

  • En unos casos las conductas serán de apatía, depresión y tristeza.
  • Otras veces pueden surgir conductas irascibles, violentas o impropias de la persona en su vida anterior a la enfermedad.

Estos cambios conductuales pueden deberse a una de las siguientes causas o una combinación de ellas:

  • Cómo vive el paciente su enfermedad. La persona puede desesperarse ante las limitaciones que empieza a notar (por ejemplo, al no saberse expresar).
  • También puede ser un efecto secundario de una medicación que esté empezando a tomar. El médico debe estar muy atento a la evolución del enfermo y su tolerancia a los medicamentos, que tendrá que dosificar o incluso cambiar, de acuerdo con los resultados en cada paciente en particular.
  • Otra causa habitual se debe al inicio de enfermedades psicológicas y psiquiátricas que van asociadas a la enfermedad de Alzheimer.

¿EN QUÉ CONSISTE LA FASE 6?

La fase 6, la conocida como demencia moderadamente grave, agrava todos los indicadores de la fase anterior:

  1. Necesidad de ayuda para vestirse.
  2. Asistencia para ducharse.
  3. Dificultad en el uso adecuado del baño (limpiarse de forma adecuada, tirar de la cadena…)
  4. Incontinencia urinaria.
  5. Incontinencia fecal.

Todo ello acompañado de un deterioro cognitivo cada vez más importante.

La afasia y la amnesia son cada más profundas. Los cambios de conducta, a su vez, cada vez más violentos o desconcertantes fruto, en buena parte, de las enfermedades psiquiátricas que se desarrollan en esta etapa (desinhibiciones de carácter sexual, comportamientos impropios o inadecuados, deambulación constante, alucinaciones, psicosis…)

 

¿Y EL CUIDADOR?, ¿QUÉ PUEDE HACER?

Es una época extremadamente difícil para él, que en muchas ocasiones debe realizar tareas de estimulación y de terapia, además del cuidado cada vez más total del enfermo: la preocupación por sus movimientos, conductas estresantes, cansancio y agotamiento debido a los cambios de horarios nocturnos y disfunciones del sueño que puede padecer el enfermo.

El cuidador debe aprender a relacionarse con el enfermo de una forma nueva a medida que avanza la enfermedad.

Hay que tener en cuenta que esta fase los deterioros cognitivos son profundos, pero la movilidad del enfermo aún no está gravemente afectada, con lo que hay que estar continuamente pendiente de él.

Es importante adaptar la casa y las habitaciones en las que pueda estar el enfermo:

  • Cerrar adecuadamente la vivienda para que no se vaya.
  • Cerrar las estancias o armarios que sean peligrosos para él.
  • Aguantar pacientemente que le siga el enfermo a todas partes.
  • Cuidar que la habitación no sea, si es posible, muy grande (que hace que el enfermo no pueda ubicarse correctamente) o muy llena de cosas (con las que el enfermo pueda sentirse abrumado), pero que conserve las necesarias para que el enfermo esté anclado a su vida y a los recuerdos que le queden.
  • Es una tarea constante del cuidador estar al tanto de las reacciones ante los distintos estímulos, y saber que estas reacciones pueden ir evolucionando.

Esta es una enfermedad en la que el cuidador principal forma parte de ella de una forma muy especial, y esta etapa es una parte muy complicada.

 

 

Hay ayudas en las que es importante apoyarse en el momento necesario. Para ello están los centros de estimulación cognitiva, como Ahora Centros, adecuados para fases leves y moderadas. Personal especializado realiza con ellos terapia que preserva las habilidades que aún tienen, favorece la autonomía y aumentan la calidad de vida del enfermo. No sólo eso, también la del cuidador, pues son momentos que puede utilizar para asuntos propios o el mero esparcimiento o socialización que no suele tener.

Esto es muy importante para su salud física y psicológica, que  redunda, a su vez, en beneficio para el enfermo. También existen ayudas domiciliarias tanto institucionales como privadas. Es momento de que el cuidador aprenda también a cuidarse de sí mismo.

 

¿QUIERES SABER MÁS?

Deterioro cognitivo leve, ¿qué significa?

 

BIBLIOGRAFÍA

  • alz.org
  • Fundación Pascual Maragall
  • Deus Yela, J; Deví Bastida, J.; Sáinz Pelayo, M. P. (2018). Neurología de la enfermedad de Alzheimer. Madrid: Editorial Síntesis.
  • Herández-Lahoz, C., López-Pousa, S. (2016). Alzheimer. Guía práctica para conocer, comprender y convivir con la enfermedad. Oviedo: Ediciones Nobel.
  • Vila Miravent, J. (2011). Guía práctica para entender los comportamientos de los enfermos de Alzheimer. Barcelona: Ediciones Octaedro.