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¿CÓMO INFLUYEN LAS EMOCIONES EN NUESTRA MEMORIA?

Tamara Mateo Martínez y Miguel Ángel Maroto Serrano – Emociones y memoria.

 

¿CÓMO INFLUYEN LAS EMOCIONES EN NUESTRA MEMORIA?

En este artículo vamos a aprender cómo las emociones positivas nos ayudan a tener una buena memoria.

¡Vamos a empezar!

 

¿QUÉ ES LA MEMORIA?

De un modo sencillo, la memoria se define como un procedimiento psicológico que archiva información codificada.

En unas ocasiones recobramos esta información de manera consciente (cuando evocamos intencionadamente un recuerdo) y en otras de forma inconsciente (cuando algo nos viene a la cabeza).

En la especie humana la memoria ha ido progresando para mejorar la adaptación al medio y la selección natural (Ballesteros, 1999).

Recibimos constantemente muchísima información. Nuestro cerebro tiene que seleccionarla y, después, archivarla.

Pero, ¿cómo sabe qué guardar y qué desechar?

Para archivar de manera adecuada esta ingente cantidad de información, necesitamos hechos que le otorguen un significado más fuerte al elemento que nuestro cerebro va a conservar. De este modo, más adelante podremos recordar esta información de una manera más eficiente.

Y aquí es donde aparece el concepto de memoria emocional: hemos almacenado una información que estuvo marcada por elementos y factores de alerta. Esto hizo “diferente” a esta información y propició que se fijara con mayor facilidad (Justel, Psyrdellis, y Ruetti, 2013).

Es decir, hay una relación entre memoria y emociones. De hecho, gran cantidad de estudios han encontrado que las estructuras cerebrales relacionadas con la memoria se encuentran estrechamente relacionadas con las regiones que modulan las emociones (Ostrosky-Solís y Lozano-Gutiérrez, 2003).

Dicho de otro modo: en nuestro cerebro, las zonas donde se ubica la memoria y las zonas donde se ubican las emociones están vinculadas.

 

 

UN POCO DE ANATOMÍA…

  • Hipocampo: es la estructura principal de la memoria y se encarga de  facilitar el recuerdo. Se encuentra en la corteza temporal y forma parte del sistema límbico.
  • Amígdala: es la región del cerebro encargada de las emociones. Como el hipocampo, forma parte también del sistema límbico. Está en la profundidad de los lóbulos temporales. Cuando esta región se activa debido al contenido emocional, se regula el almacenamiento de información en otras regiones del cerebro (Justel, Psyrdellis y Ruetti, 2013).

Sabemos que ambas estructuras se encuentran conectadas, adquiriendo gran importancia en la formación de los recuerdos emocionales.

 

ENTONCES, ¿CÓMO ACTÚAN LAS EMOCIONES EN LA MEMORIA?

Las emociones pueden funcionar como un filtro seleccionando datos que van a ser guardados en la memoria.

Están íntimamente vinculadas con ella y se considera que el contenido emocional de los eventos influye sobre el recuerdo posterior. La información que se adquiere emocionalmente se recuerda de forma diferente que la que se adquiere neutralmente.

Las emociones positivas ayudan a ejecutar una conducta intencionada mediante una menor inhibición del material almacenado. Por ejemplo, la motivación incrementa el recuerdo tanto en adultos como en niños.

Las emociones que están basadas en la recompensa (satisfacción por conseguir un premio), ayudan a recordar la conducta que se debe realizar en un futuro (memoria prospectiva) (Gordillo, Arana, Meilán y Mestas, 2010).

 

 

¿SI FAVORECEMOS LAS EMOCIONES POSITIVAS FAVORECEMOS EL RECUERDO?

Sí. A nivel social, la emoción puede facilitar un recuerdo y actuar como una recompensa consolidando la información.

Por ejemplo, una sonrisa de un hijo a su padre es una comunicación afectiva y puede ayudar a que el padre recuerde mejor la información que ha acompañado esa sonrisa. Por tanto, la emoción también puede actuar como una señal de comunicación social (Girdillo et al., 2010).

 

¿Y LOS SUCESOS NEGATIVOS?

Los episodios negativos de nuestra vida provocan una mayor alteración emocional. Las emociones que vivimos en momentos así suelen ser más intensas.

Por ello, las emociones negativas pueden provocar recuerdos especialmente fuertes y consolidados. Ante un hecho muy doloroso o traumático la persona puede recordar ese evento de manera frecuente y detallada toda su vida.

 

¡EXPRESEMOS NUESTRAS EMOCIONES!

Es muy importante hacerlo. Con las positivas es fácil y los demás lo agradecen (alegría, demostrar interés, sentido del humor…)

Pero, ¿qué hacemos con las negativas? Antes de expresar  emociones negativas, te será útil elegir una persona de confianza y expresarle algún sentimiento positivo que hayas tenido últimamente.

Si tiene que ver con tu situación vital o familiar la fórmula es tan fácil como Me siento (muy feliz) por (estar contigo), por ejemplo.

Si está relacionado con un comportamiento de otra persona (familiar, pareja…) la fórmula sería la siguiente:

Me sentí (acompañado/halagado/satisfecho).

Explicarnos junto con verbos emocionales (siento, noto…) nos ayudará  tanto a nosotros como los demás, a que entiendan nuestras emociones. Revelar nuestras emociones y ayudar a que los demás lo hagan, nos quitará un peso de encima que producirá bienestar en nosotros.

De esta forma, se producirá una mejora general de distintas áreas de nuestro cerebro, entre ellas, la memoria.

 

APRENDIENDO A EXPRESAR EMOCIONES

  • Cuida el lenguaje expresivo (tono, escucha activa, mirar a los ojos).
  • Identifica el mejor momento para expresarte.
  • Pregúntale por la emoción que está experimentando.
  • Visualízate a ti mismo expresando las emociones que sientes.
  • Utiliza el humor.
  • Dile a la otra persona que se explique con sus palabras
  • Pregunta el por qué de la emoción.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Ballesteros, S. (1999). Memoria humana: investigación y teoría. Psicothema, 11(4), 705-723.

Gratacós, M. Memoria emocional: características, proceso y cómo funciona. Recuperado de https://www.lifeder.com/memoria-emocional/

Gordillo León, F., Arana Martínez, J. M., Meilán, J. J., y Mestas Hernández, L. (2010). Efecto de la emoción sobre la memoria prospectiva: un nuevo enfoque basado en procedimientos operantes. Escritos de Psicología (Internet)3(4), 40-47.

Justel, N., Psyrdellis, M., y Ruetti, E. (2013). Modulación de la memoria emocional: una revisión de los principales factores que afectan los recuerdos. Suma psicológica20(2), 163-174.

Ostrosky-Solís, F. E. G. G. Y., y Lozano-Gutiérrez, A. (2003). Rehabilitación de la memoria en condiciones normales y patológicas. Avances en psicología clínica latinoamericana, 21, 39-51.