Laura Días y Miguel Ángel Maroto- Las 6 claves de la estimulación cognitiva.

 

Si tienes un familiar con deterioro cognitivo, te resultará conocido este concepto: estimulación cognitiva.

¿Sabes en qué consiste y por qué es tan beneficioso para los pacientes? Vamos a aprender más:

  1. En palabras sencillas, ¿qué es la cognición?

Es la capacidad de una persona para desenvolverse en la vida satisfactoriamente y sin dificultad, es decir:

  • Saber resolver de forma correcta los problemas y situaciones que se presentan a diario.
  • Conseguir objetivos personales.
  • Aprender, y no sólo en el sentido de estudiar, sino en el de adquirir “sabiduría” y conocimientos en el día a día. Y, después, recuperar esos conocimientos para poder usarlos.

 

 

  1. ¿Qué es el deterioro cognitivo y qué tiene que ver con la edad?

El envejecimiento conlleva un decaimiento gradual de las capacidades físicas y mentales. La evidencia científica afirma que los procesos de nuestro cerebro se vuelven menos eficientes en las personas mayores pero, ¿cuál es el motivo para que eso ocurra?

  • Aunque la experiencia con los años es mayor, nuestro cerebro procesa la información más lentamente.
  • Además, la memoria también se puede ver afectada con la edad.

Como consecuencia, algunos adultos mayores sufren diferentes patologías que se asocian al término ‘deterioro cognitivo’.

 

  1. ¿Es cierto que hay más deterioro cognitivo que nunca?

El aumento de la prevalencia (frecuencia) del deterioro se relaciona con el envejecimiento progresivo de la población. A más personas mayores, mayor cantidad de pacientes que lo sufren.

Esto ha fomentado desde hace años la búsqueda y creación de nuevos tratamientos que contribuyan a su prevención (si la persona no lo sufre) o su ralentización (si ya han aparecido los síntomas).

En los últimos años ha adquirido especial relevancia la aplicación de terapias no farmacológicas en el cuidado de los mayores. Y entre ellas, una de las más importantes son los talleres de estimulación cognitiva.

 

 

  1. ¿Qué beneficios tiene la participación en los talleres de estimulación cognitiva?
  • Mejora de la autonomía de la persona mayor en sus actividades diarias.
  • Mayor interacción social con personas que también buscan mantener su mente activa.
  • Mayor motivación en las personas mayores para participar en actividades sociales que les permitan sentirse involucrados y activos dentro de la comunidad.
  • Mejora de la calidad de vida debido al incremento de las capacidades cognitivas.
  • Mantenimiento de los cambios cognitivos que se obtienen tras la participación en talleres de estimulación cognitiva.

La relevancia de estas actividades reside en la necesidad de preservar y/o incrementar las capacidades cognitivas con la finalidad de mantener la mente activa y prevenir la posible aparición de déficits.

Por ello, se debe tener en cuenta que una de las causas que producen este decrecimiento de las competencias cognitivas se debe a la disminución de la participación de las personas mayores en actividades de su vida diaria, valorando la importancia de mantener una vida activa y una rutina diaria que permita el incremento de la sensación de bienestar de la persona mayor.

 

 

  1. ¿Qué consigue la estimulación?

Un taller de estimulación cognitiva tiene como finalidad principal el entrenamiento de las diferentes funciones cognitivas de la persona, por ejemplo:

  1. Orientación: capacidad que permite tomar conciencia de uno mismo y del contexto en el que se encuentra en cada momento.
  2. Atención: capacidad de producir, orientar y mantener el estado de activación adecuado para conseguir un correcto procesamiento de la información.
  3. Funciones ejecutivas: actividades mentales complejas. Son esenciales para la planificación, organización y evaluación, entre otros, del comportamiento para la correcta adaptación al entorno. Entre estas funciones se encuentran el razonamiento, la memoria de trabajo y la toma de decisiones.
  4. Cognición social: el conjunto de procesos de carácter cognitivo y emocional que permite a la persona interpretar, analizar, recordar y emplear la información sobre el entorno social (familia, amigos, conocidos…)
  5. Memoria: capacidad de codificación, almacenamiento y recuperación de información previamente aprendida de manera efectiva. Entre los tipos de memoria se distinguen la episódica, la semántica y la procedimental.
  6. Lenguaje: función que permite el desarrollo de los procesos de simbolización. Entre los procesos que los componen se encuentran la comprensión, la fluidez, la escritura y el vocabulario.
  7. Praxias: las habilitades motoras que han sido adquiridas con anterioridad y que ayudan en la consecución de un plan u objetivo.
  8. Gnosias: la capacidad que tiene el cerebro en el reconocimiento de la información que ha sido aprendida previamente. Entre esta información se encuentran objetos, personas y/o lugares que han sido aprendidos a través de los sentidos.
  9. Habilidades visoespaciales: grupo de funciones cognitivas que permiten el análisis y la comprensión del espacio.

 

 

  1. ¿Qué evidencia científica hay?

Existen estudios, como el realizado por Eckroth-bucher y Siberski (2009), que respaldan la idea de que la estimulación constante de las diferentes funciones cognitivas como la memoria, el lenguaje, la cognición social y la atención entre otras puede ser potencialmente útil para prevenir y ralentizar el deterioro cognitivo que se encuentra asociado al envejecimiento.

En Ahora Centros somos expertos en estimulación cognitiva. Realizamos terapias tanto a nivel preventivo como para personas con deterioro. ¡Contacta con nosotros para más información!

 

¿QUIERES SABER MÁS?

Talleres de Memoria: ¡mueve tus neuronas!

 

BIBLIOGRAFÍA

  • Eckroth-Bucher, M., & Siberski, J. (2009). Preserving cognition through an integrated cognitive stimulation and training program. American Journal of Alzheimer’s Disease & Other Dementias®, 24(3), 234-245.
  • Madrigal, L. M. J. (2007). La estimulación cognitiva en personas adultas mayores. Revista cúpula, 4-14.
  • Niederstrasser, N. G., Hogervorst, E., Giannouli, E., & Bandelow, S. (2016). Approaches to cognitive stimulation in the prevention of dementia. J Gerontol Geriatr Res S, 5, 2.
  • Rodríguez, J. G., & Gutiérrez, G. G. (2017). Definición y prevalencia del deterioro cognitivo leve. Revista española de Geriatría y gerontología, 52, 3-6.
  • Rozo, V., Rodríguez, O., Montenegro, Z., & Dorado, C. (2016). Efecto de la implementación de un programa de estimulación cognitiva en una población de adultos mayores institucionalizados en la ciudad de Bogotá. Revista Chilena de Neuropsicología, 11(1), 12-18.
  • Ventura, R. (2004). Deterioro cognitivo en el envejecimiento normal. Revista de psiquiatría y salud mental Hermilio Valdizán, 5(2), 17-25.

 

Cristina Sánchez y Miguel Ángel Maroto- La fase moderada del Alzheimer.

 

Has estado en el médico con tu padre y le han dado este diagnóstico pero, ¿qué supone realmente?;  y sobre todo , ¿qué puedes esperar a partir de ahora?

La fase leve de la enfermedad de Alzheimer es larga, silenciosa y asintomática. A su final comienzan a aparecer síntomas poco llamativos, que muchas veces se asocian a “cosas de la edad”.

Pasado este punto, nos adentramos en la fase media del proceso, la parte que se denomina “moderada”.

 

¿CUÁNTO DURA LA ETAPA MODERADA?

Suele ser el periodo más largo de esta demencia, si descartamos las fases asintomáticas o de simple deterioro cognitivo leve de las primeras etapas.

Dependerá de cada enfermo, pero lo normal es que dure unos 4años en los que puede haber una época de relativa estabilidad. Si tenemos en cuenta que la vida media de un enfermo de Alzheimer desde su diagnóstico hasta su muerte es de 9 o 10 años, estamos hablando de que la mitad del proceso corresponde a esta fase moderada o media.

La escala DGS  (Escala de Deterioro Global, desarrolla por el neurólogo norteamericado Reisberg) divide este periodo en dos:

  1. Fase 5, de demencia moderada.
  2. Fase 6, de demencia moderadamente grave.

¿EN QUÉ CONSISTE LA FASE 5?

La fase 5 se caracteriza por la pérdida de las capacidades de una forma cada vez más profunda:

  • Los olvidos y fallos de memoria (amnesia) se profundizan y se hacen más frecuentes.
  • La desorientación espacio-temporal se hace visible: el enfermo no sabe medir bien el tiempo y se puede perder con cierta facilidad en la calle.
  • La comprensión del lenguaje de las demás personas por parte del enfermo y su propia capacidad de expresarse le cuestan cada vez más (afasia). No encuentra las palabras adecuadas, no puede expresar bien lo que quiere, no endiente todo lo que se oye o lee… y todo ello sin que el órgano auditivo o fonador esté en mal estado.
  • La dificultad en el cálculo (acalculia) también se hace patente.
  • Se manifiestan dificultades para la realización de actividades sencillas o habituales en la vida ordinaria (apraxia): ir a un cajero, hacer la compra en el supermercado…
  • Se producen fallos cada vez más importantes en la identificación de lugares o personas con los que el paciente no tiene un trato familiar o continuo (agnosia).

 

 

¿CÓMO SE SIENTE EL PACIENTE ANTE ESTE DETERIORO?

Se da cuenta de lo que le ocurre. Como consecuencia, aparecen marcadas alteraciones de conducta:

  • En unos casos las conductas serán de apatía, depresión y tristeza.
  • Otras veces pueden surgir conductas irascibles, violentas o impropias de la persona en su vida anterior a la enfermedad.

Estos cambios conductuales pueden deberse a una de las siguientes causas o una combinación de ellas:

  • Cómo vive el paciente su enfermedad. La persona puede desesperarse ante las limitaciones que empieza a notar (por ejemplo, al no saberse expresar).
  • También puede ser un efecto secundario de una medicación que esté empezando a tomar. El médico debe estar muy atento a la evolución del enfermo y su tolerancia a los medicamentos, que tendrá que dosificar o incluso cambiar, de acuerdo con los resultados en cada paciente en particular.
  • Otra causa habitual se debe al inicio de enfermedades psicológicas y psiquiátricas que van asociadas a la enfermedad de Alzheimer.

¿EN QUÉ CONSISTE LA FASE 6?

La fase 6, la conocida como demencia moderadamente grave, agrava todos los indicadores de la fase anterior:

  1. Necesidad de ayuda para vestirse.
  2. Asistencia para ducharse.
  3. Dificultad en el uso adecuado del baño (limpiarse de forma adecuada, tirar de la cadena…)
  4. Incontinencia urinaria.
  5. Incontinencia fecal.

Todo ello acompañado de un deterioro cognitivo cada vez más importante.

La afasia y la amnesia son cada más profundas. Los cambios de conducta, a su vez, cada vez más violentos o desconcertantes fruto, en buena parte, de las enfermedades psiquiátricas que se desarrollan en esta etapa (desinhibiciones de carácter sexual, comportamientos impropios o inadecuados, deambulación constante, alucinaciones, psicosis…)

 

¿Y EL CUIDADOR?, ¿QUÉ PUEDE HACER?

Es una época extremadamente difícil para él, que en muchas ocasiones debe realizar tareas de estimulación y de terapia, además del cuidado cada vez más total del enfermo: la preocupación por sus movimientos, conductas estresantes, cansancio y agotamiento debido a los cambios de horarios nocturnos y disfunciones del sueño que puede padecer el enfermo.

El cuidador debe aprender a relacionarse con el enfermo de una forma nueva a medida que avanza la enfermedad.

Hay que tener en cuenta que esta fase los deterioros cognitivos son profundos, pero la movilidad del enfermo aún no está gravemente afectada, con lo que hay que estar continuamente pendiente de él.

Es importante adaptar la casa y las habitaciones en las que pueda estar el enfermo:

  • Cerrar adecuadamente la vivienda para que no se vaya.
  • Cerrar las estancias o armarios que sean peligrosos para él.
  • Aguantar pacientemente que le siga el enfermo a todas partes.
  • Cuidar que la habitación no sea, si es posible, muy grande (que hace que el enfermo no pueda ubicarse correctamente) o muy llena de cosas (con las que el enfermo pueda sentirse abrumado), pero que conserve las necesarias para que el enfermo esté anclado a su vida y a los recuerdos que le queden.
  • Es una tarea constante del cuidador estar al tanto de las reacciones ante los distintos estímulos, y saber que estas reacciones pueden ir evolucionando.

Esta es una enfermedad en la que el cuidador principal forma parte de ella de una forma muy especial, y esta etapa es una parte muy complicada.

 

 

Hay ayudas en las que es importante apoyarse en el momento necesario. Para ello están los centros de estimulación cognitiva, como Ahora Centros, adecuados para fases leves y moderadas. Personal especializado realiza con ellos terapia que preserva las habilidades que aún tienen, favorece la autonomía y aumentan la calidad de vida del enfermo. No sólo eso, también la del cuidador, pues son momentos que puede utilizar para asuntos propios o el mero esparcimiento o socialización que no suele tener.

Esto es muy importante para su salud física y psicológica, que  redunda, a su vez, en beneficio para el enfermo. También existen ayudas domiciliarias tanto institucionales como privadas. Es momento de que el cuidador aprenda también a cuidarse de sí mismo.

 

¿QUIERES SABER MÁS?

Deterioro cognitivo leve, ¿qué significa?

 

BIBLIOGRAFÍA

  • alz.org
  • Fundación Pascual Maragall
  • Deus Yela, J; Deví Bastida, J.; Sáinz Pelayo, M. P. (2018). Neurología de la enfermedad de Alzheimer. Madrid: Editorial Síntesis.
  • Herández-Lahoz, C., López-Pousa, S. (2016). Alzheimer. Guía práctica para conocer, comprender y convivir con la enfermedad. Oviedo: Ediciones Nobel.
  • Vila Miravent, J. (2011). Guía práctica para entender los comportamientos de los enfermos de Alzheimer. Barcelona: Ediciones Octaedro.

 

Crucigramas y sopas de letras son un entretenimiento de toda la vida, pero…

  • ¿Y si no fueran simples «pasatiempos»?
  • ¿Y si ese tiempo invertido estuviera, en realidad, muy bien aprovechado?
  • ¿Y si gracias a los crucigramas estuviéramos obteniendo un cerebro más ágil y joven?

Miguel Ángel Maroto nos habla hoy sobre los beneficios de estas actividades en ABC Bienestar.

¿Quiéres saber más?
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Estos son los beneficios de hacer crucigramas

 

 

Cristina Sánchez y Miguel Ángel Maroto – ¿Cómo me comunico con mi familiar con Alzheimer?

 

¿CÓMO ME COMUNICO CON MI FAMILIAR CON ALZHEIMER?

Te sientes frustrado. Tu mujer, tu padre… cada vez es más difícil comunicaros.

Es normal. A medida que avanza la enfermedad  le cuesta más expresarse y también entenderte. Esto se denomina afasia.

Te habrás dado cuenta de que le cuesta leer un libro, seguir el argumento de una película o ver las noticias.  Y también le sucede a la hora de hablar, ya sea para nombrar un objeto, expresar un sentimiento, un deseo, una necesidad.

Al enfermo le cuesta cada vez más hablar por la pérdida del lenguaje, de las palabras. Su vocabulario cada vez es más reducido, tanto a la hora de usarlo él, como a la hora de comprenderlo. Al final del proceso puede quedar reducido a media docena de palabras o a una sola palabra inteligible.

Este proceso, que comienza como una mera dificultad llegará a ser incapacidad. Si eres el cuidador, sabrás bien de qué te estamos hablando.

 

 

Esta pérdida de la facilidad para hablar y comunicarse se caracteriza por la anomía: la dificultad en encontrar la palabra adecuada. Se inicia con el uso de frases descriptivas o rodeos cada vez más complicados para decir una palabra:

  • “Donde se echa el agua para beber”, para denominar un vaso.
  • “Eso para guardar cosas y guardarlas para siempre”, para referirse a una cámara de fotos.
  • El uso de palabras comodín (chisme,trasto…)
  • Equivocaciones u omisiones en algunos sonidos de las letras de una palabra, como hacen los niños que están aprendiendo a hablar (“bata” en vez de “vaca”; “mateta”, en vez de “maleta”…)
  • El cambio de palabras de un mismo campo semántico (decir “perro” cuando se quiere decir “gato”).
  • O el uso de palabras inexistentes, inventadas y que a menudo provocan que no sepamos qué quieren decir, sobre todo si intentan describir o nombrar cosas abstractas, o ideas, o sentimientos, no cosas concretas reconocibles.

A esta deficiencia y paulatina incapacitación hay que unirle otros aspectos y pérdidas que el enfermo irá sufriendo: la memoria se va debilitando.

 

Las lagunas son cada vez más grandes, tanto en la memoria reciente, que es la que primero se pierde, como en los recuerdos del pasado. Es lo que se denomina amnesia.

A este deterioro le acompañan otros:

  • La agnosia o incapacidad para reconocer objetos y su uso (por ejemplo, morder un anillo; usar la cuchara para cortar…)
  • Por si fuera poco, se añade la pérdida de la capacidad de atención, con una ralentización cada vez mayor, de los tiempos de procesamiento de la información. Aparece la bradipsiquia, que es el enlentecimiento de la velocidad del impulso nervioso.
  • Otras pérdidas aparejadas a este proceso son la pérdida de la capacidad de razonar y de seguir razonamientos ajenos, aun los más sencillos.
  • Además, las disfunciones ejecutivas dan lugar a apatías y faltas de movilidad que dificultan todo tipo de movimientos, incluso los del habla.
  • Las alteraciones conductuales (desinhibiciones, desorganización, indecisión) y la pérdida de las habilidades sociales con comportamientos asociales (autismos) o antisociales (violencia), producen dificultades en su relación con las personas con las que el enfermo se relaciona.

Todo este cúmulo de dificultades se va creando una barrera entre el enfermo y las personas que le rodean, dificultando de una forma cada vez más profunda la comunicación.

La comunicación entre el paciente y el profesional o entre el paciente sus cuidadores es esencial a la hora de tratarle y cuidarlo.

 

 

¿CÓMO EL CUIDADOR PUEDE COMUNICARSE CON EL ENFERMO DE ALZHEIMER?

Lo primero que se debe hacer es crear un ambiente adecuado, sin ruidos, música de fondo, televisión…

Es importante que el enfermo no tenga sonidos que distraigan su atención o dificulten la audición, que puede estar mermada.

Porque otra cosa que es muy importante es asegurarse que está prestando atención. Es posible que al enfermo le cueste un tiempo fijar la atención, pero toda comunicación sin esa atención será fallida. Para ello, podemos usar trucos sencillos:

  • Es positivo usar el contacto corporal: agarrarle la mano, acariciarle.
  • Es importante mirarle a los ojos.
  • Es bueno y necesario que esté con gente, sobre todo con personas queridas y cercanas pero no conviene que haya mucha gente a la vez, o que se produzcan visitas de desconocidos o visitas sociales, al menos de forma habitual, con los que no tuvo mucha relación cuando estaba bien.

El lenguaje oral falla antes que el lenguaje gestual. Los gestos con las manos, la postura del cuerpo, los gestos de la cara, la mirada…todo el lenguaje corporal cobra una relevancia muy grande. Pueden servirnos para reforzar la palabra (“¿te duele la mano?” señalándole o tocándole la mano con gesto de preocupación).

Con el lenguaje corporal es más difícil mentir. Se debe expresar sinceridad con el cuerpo, por lo que habrá que empatizar internamente y realmente con el enfermo, y tener un verdadero interés por lo que él dice y por lo que se le dice.

Por otra parte hay que seguirle hablando como a un adulto, sin tonos infantiles.

Y no hay que hablar de él en su presencia, como si no se enterara de nada.

 

 

¿CÓMO HACERLE PREGUNTAS?

Deben ser directas y cerradas:

  • En vez de “¿qué tal estás?” decir “¿te duele la cabeza?”, intentando que pueda responder con un sí o un no.
  • O que la elección sea entre cosas concretas en vez de “¿qué quieres comer?” decir “¿quieres verdura o sopa?”.
  • Si es posible mostrarle las alternativas de forma visual, mejor (elegir entre chaqueta o abrigo mostrándoselos).

Los mensajes debes ser cortos y directos. Las frases y las preguntas complicadas, con subordinadas, o abiertas, además de no ser entendidas, provocan en el enfermo sensaciones de fracaso y tristeza, que tampoco son buenas para la marcha de su enfermedad.

Los que tratan y cuidan a un enfermo de Alzheimer deben tener en cuenta que los comportamientos extraños, o sus enfados, o negativas para hacer cosas pueden ser la forma que tiene de comunicar mensajes.

Por ejemplo, sus deambulaciones pueden significar que buscan algo; sus negativas a, por ejemplo, ducharse pueden significar que no quiere lavarse la cabeza, o que se quiere duchar en otro momento…

El cuidador tiene la tarea de ir viendo qué pueden querer decir sus actuaciones, que nos pueden resultar incomprensibles o molestas, pero que quizá sean las únicas formas de comunicación que posee.

Sus negativas a hacer algo se deben o se pueden negociar, ofreciéndole alternativas.

 

 

REPETICIÓN DE FRASES

Algo típico de la enfermedad de Alzheimer es la repetición constante de mensajes o preguntas. Si son motivo de preocupación o de estrés para el enfermo, se debe utilizar el método de la distracción, conduciendo su atención a otras cosas.

Si no son motivo de preocupación, se puede dar la información o la explicación una y otra vez.

 

CONCLUSIONES.

En definitiva, la comunicación con un enfermo de Alzheimer es un difícil reto para el cuidador.

Lo más importante es potenciar la empatía, poniéndose en su lugar, utilizar una comunicación no verbal sincera y abierta, huir de toda confrontación, y mantener la calma todo lo que se pueda, aceptando que no siempre, y cada vez menos a medida que pasa el tiempo, la comunicación será posible.

 

¿QUIERES SABER MÁS?

 

BIBLIOGRAFÍA

  • Deus Yela, J; Deví Bastida, J.; Sáinz Pelayo, M. P. (2018). Neurología de la enfermedad de Alzheimer. Madrid: Editorial Síntesis.
  • Hernández-Lahoz, C., López-Pousa, S. (2016). Alzheimer. Guía práctica para conocer, comprender y convivir con la enfermedad. Oviedo: Ediciones Nobel.
  • Martínez Piédrola, Rosa Mª, Miangolarra Page, Juan Carlos (Coordinadores), (2006). El cuidador y la enfermedad de Alzheimer. Formación y asistencia. Madrid. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces.
  • Vila Miravent, J. (2011). Guía práctica para entender los comportamientos de los enfermos de Alzheimer. Barcelona: Ediciones Octaedro.
  • Fundación Pasqual Maragall, en https://blog.fpmaragall.org/como-tratar-a-un-enfermo-de-alzheimer-la-comunicacion

Miguel Ángel Maroto-Demencia y apnea del sueño.

 

La persona que duerme a tu lado ronca muy fuerte.

De repente, silencio, silencio, silencio… No respira.

Y ahora sí. Ahora inhala aire ruidosamente y con angustia, como alguien que sale del agua.

¿Qué ha pasado?

¿Te resulta conocido?, ¿tienes un familiar que duerme así por la noche o en una siesta?

Puede que tenga APNEA DEL SUEÑO.

  1. ¿QUÉ ES LA APNEA?

Definamos el SAOS (Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño): de forma sencilla, es una parada en la respiración durante el sueño, de forma repetida y de hasta varios minutos.

No es puntual; se repite durante toda la noche.

Va acompañada de ronquidos aparatosos hasta que la persona deja de respirar y queda en silencio total.

Angustioso, ¿verdad?

 

  1. ¿QUÉ ESTÁ OCURRIENDO EN EL CUERPO?

Mientras la persona no respira, disminuye el nivel de oxígeno en sangre y aumenta el de CO2.

Si estas pausas respiratorias son de duración superior a dos minutos pueden ser muy peligrosas.

 

  1. APNEA DEL SUEÑO Y ALZHEIMER.

Los trastornos del sueño afectan a un 25–30% de los pacientes con demencia y contribuyen a un mayor riesgo de ingreso en residencias por la sobrecarga que generan en los cuidadores.

Diferentes estudios señalan a las apneas sin tratar como desencadenantes a medio y largo plazo de deterioro cognitivo en personas menores de 60 años. La sustancia gris del hipocampo se puede dañar y esto afecta la atención, memoria y las funciones ejecutivas.

En la enfermedad de Alzheimer hay neurotransmisor que resulta muy afectado: la acetilcolina. Es fundamental en la regulación del sueño, ya que participa en su inicio y su mantenimiento.

  1. LA CIENCIA VIENE AL RESCATE: LOS CPAP.

CPAP: dispositivo que genera presión positiva continua en la vía respiratoria (del inglés Continuous Positive Airway Pressure).

En un estudio realizado con pacientes con enfermedad de Alzheimer se demostró que el uso del dispositivo CPAP para el tratamiento de las apneas ralentizaba e incluso mejoraba el deterioro cognitivo.

Esto ocurre porque ayuda a desarrollar un mayor volumen de la sustancia gris del hipocampo y de los lóbulos frontales.

Resulta lógico que la falta de oxígeno (hipoxia) que se produce durante las pausas respiratorias cause con el tiempo daño neuronal. Los dispositivos (CPAP) ayuden a revertir la situación.

  1. POR EL HILO SE LLEGA AL OVILLO…

¿Sabías que hay un trastorno del sueño que ayuda a diagnosticar las demencias? Viendo cómo duerme la persona, se puede saber mucho.

En el Trastorno Conductual del Sueño REM el paciente no inhibe el tono muscular como debería ocurrir mientras dormimos. Es decir, la persona puede moverse durante el sueño REM, que es la fase en la que soñamos.  Como consecuencia, puede realizar movimientos bruscos imitando la acción que está soñando (correr, pelear, bailar…), con el riesgo de lesionarse a sí mismo o a su compañero de cama.

Este tipo de trastorno de sueño se da con mucha mayor frecuencia en la Enfermedad de Parkinson y en la demencia por cuerpos de Lewy. Sin embargo, aparece mucho menos en la enfermad de Alzheimer. Esto ayuda con el diagnóstico.

 

  1. TERAPIAS SIN FÁRMACOS.

Los fármacos juegan un papel muy importante, pero hay otras opciones que han demostrado su eficacia en pacientes con demencia y trastornos del sueño.

A. Terapia lumínica:

La luz es crucial en la regulación del sueño, ya que a través de la glándula pineal se sintetiza la hormona llamada melatonina, que es fundamental en:

  1. La regulación del ritmo circadiano.
  2. El control de la temperatura del cuerpo.
  3. Reducir el estrés oxidativo que pudieran causar las apneas de sueño no tratadas.

Diferentes estudios han mostrado que la exposición a la luz natural y a la luz artificial de amplio espectro produjo en personas mayores aumento de horas totales de sueño nocturno después de 4 semanas de tratamiento.

Otros estudios muestran cómo la combinación de melatonina y terapia lumínica reduce la agitación y mejora parámetros del sueño, por ejemplo como el tiempo en tardar en dormirse, el tiempo total de sueño, la eficacia (si es reparador o no…)

B. Actividad física:

La actividad física tiene grandes beneficios en personas mayores:

  • Crea masa muscular.
  • Mejora la fuerza.
  • Reduce las caídas.
  • Mejora el estado de ánimo
  • Es eficaz en el tratamiento del deterioro cognitivo.
  • Mejora el ritmo circadiano.
  • Potencia el sueño reparador en personas mayores.

C. Terapia conductual multicomponente:

  • La restricción del sueño o acortar las horas que se pasa en la cama.
  • Practicar la relajación muscular antes de ir a dormir.
  • Cuidar la “higiene del sueño”: levantarse y acostarse siempre a la misma hora, evitar el uso de excitantes como café, té, chocolate, alcohol y tabaco, limitar o eliminar las siestas, evitar cenas copiosas , controlar la luz, ruido y temperatura de la habitación.

D. La actividad social (familia, amigos…) combinada con la actividad física también ha demostrado ser un factor que ayuda a mejorar el sueño en personas mayores.

 

  1. EN RESUMEN: ¿QUÉ HAGO PARA MEJORAR EL SUEÑO DE LA PERSONA A LA QUE CUIDO?

A la vista de los diferentes estudios científicos, toma estas sencillas medidas  durante al menos 3 semanas:

 

  1. Regulación de horarios: acostarle y levantarle todos los días a la misma hora.
  2. Reducción de horas que pasa en la cama despierto.
  3. Exposición prolongada a la luz solar.
  4. Ejercicio físico de, al menos, una hora y por las mañanas.
  5. Melatonina: pese a estar autorizada su venta en España de forma libre en formato de hasta 1,9 mg, os aconsejamos consultar con su médico, geriatra o neurólogo antes de administrarla por nuestra cuenta.
  6. Participación semanal en actividades sociales.

Así mejorarán con el tiempo diferentes variables del sueño del paciente con demencia:

  • El tiempo que se tarda en dormir (latencia).
  • El número y duración de los despertares nocturnos.
  • La eficacia del sueño.

Y, por añadidura, ayudará a mejorar su estado cognitivo.

 

BIBLIOGRAFÍA

  • Maroto Serrano, Miguel Ángel. Dormir Bien, programa para la mejora del sueño. Consejería de Sanidad, Comunidad de Madrid, 2003
  • Marcelo Miranda C., Rodrigo O. Kuljis. Trastornos del sueño en la enfermedades neurodegenerativas . Unidades de trastornos del movimiento y de la cognición y la conducta. Departamento de neurologia . Clínica las Condes. 2013 . Artículo
  • Miranda M., Castillo JL Slacheveski A., Alteraciones del sueño en enfermedades neurodegenerativas. Incluido dentro de Tratado del sueño. Vigueras editores. Barcelona 2013
  • McCurry SM, Ancoli-Israel S. Sleep dysfunction in Alzheimer´s disease and other dementias. Curr Treat Opcions Neurol 2003

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

UNED entrevista al Director de Ahora Centros

 

Miguel Ángel Maroto nos habla en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) sobre la ATENCIÓN PSICOLÓGICA A LAS PERSONAS MAYORES. Participan, junto con él, otras tres psicólogas expertas en personas mayores:

  • Eva Ochoa, de AMAVIR. 
  • Estefanía Jiménez, del Centro de Día Puerta del Sur. 
  • Laura Méndez, profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación en la UNED. 

Una entrevista fundamental y amena para saber cómo cuidarse y cuidar a otros en esta etapa de la vida:

  • Estimulación cognitiva en mayores.
  • Cuidado mental en residencias.
  • Calidad de vida.
  • Cuidar al cuidador.
  • Y, lo más importante, ¡cómo disfrutar de salud cognitiva y emocional!

 

QUIERO ESCUCHAR LA ENTREVISTA

 

María Domínguez Santos y Miguel Ángel Maroto Serrano-Cómo explicar a los niños lo que le ocurre al abuelo

 

Hace poco, la hija de una de nuestras pacientes de Alzheimer compartió con nosotros esta vivencia:

“Ayer fuimos a ver mi madre. Hacía casi un año que mi hijo Dani, de 7 años, no veía a la abuela, así que estaba lleno de ilusión. Yo le había preparado diciéndole que la abuela estaba malita y podía encontrarla diferente.

En cuanto Dani la vio se puso muy contento, pero lo que sucedió después nos dejó helados: “Hola, bonito, ¿cómo te llamas?”

Mi madre le estuvo cuidando a diario durante años mientras nosotros estábamos en el trabajo: le llevaba a la guarde, al cole años después, a jugar al parque, le daba la comida y la merienda… ¿cómo podía no reconocerle?

Ya en casa, hablamos con el niño de lo sucedido, pero fue una conversación complicada…”

 

En ocasiones, cuando tenemos un familiar con demencia nos centramos en los cuidadores principales y olvidamos una parte importante de la familia: los niños. Si para los adultos es difícil entender qué ocurre, para ellos puede resultar aún más complicado comprender la situación, sobre todo por el impacto emocional que conlleva.

En escasas ocasiones contamos con ellos para prever las repercusiones de la enfermedad y, menos veces aún, les pedimos su colaboración en el cuidado de nuestro familiar.

Esta falta de información cuando aparece una demencia en la familia puede aumentar su preocupación y sufrimiento.

 

 

PERO ¿POR QUÉ DEBEMOS EXPLICAR A LOS NIÑOS QUÉ OCURRE?

Aunque nuestra primera reacción sea ocultarles información para protegerles, a largo plazo puede resultar perjudicial.

Los niños se dan cuenta de que algo pasa: saber qué es supone para ellos un menor sufrimiento, además de que les va a facilitar mantener una buena relación con la persona mayor, especialmente si los afectados son sus propios abuelos.

 

¿  QUÉ VARIABLES INFLUYEN EN CÓMO LO VIVEN LOS PEQUEÑOS?

Los factores que pueden afectar a los niños varían según cada situación:

  • La relación del niño con la persona que padece deterioro cognitivo o demencia.
  • Cómo de cercano es el afectado.
  • El vínculo emocional existente entre ambos.
  • Si la persona convive o no en el núcleo familiar.
  • La edad del niño.

Distintos trabajos han valorado el impacto que supone en los niños tener un familiar con demencia. Un estudio llevado a cabo con adolescentes (Celdrán et al., 2011) destaca que entre las emociones que más refieren los jóvenes se encuentran los sentimientos de pérdida y culpabilidad, así como una mayor huella de cercanía emocional si la salud del mayor era percibida como buena.

Otros estudios que han comparado la percepción de los adolescentes que tenían abuelos con y sin demencia destacan que el nivel de cercanía y satisfacción percibida era mayor en los nietos de abuelos sin patología (Celdran, Triadó y Posada, 2009).

 

 

¿CUÁL ES EL PRIMER PASO AL HABLAR CON ELLOS?

Debemos dejar que los niños expresen sus emociones, sean cuales sean, tanto ante nuestras explicaciones como ante su vivencia.

Pueden sentir rabia, tristeza o frustración, pero es imprescindible que sepan que pueden expresar esos sentimientos y que entiendan que esas emociones son normales. Es importante hacer entender a los menores que no son culpables de las posibles situaciones que puedan surgir (Alzheimer’s Association, 2016).

Otros estudios destacan la necesidad de los niños de conocer la realidad acerca de las personas que sufren demencia o deterioro cognitivo.

También se ha visto que aprecian la sinceridad de sus padres a la hora de tratar el tema (Baker, Jeon, Goodenough, Low, Bryden, Hutchinson, y Richards, 2018). Para poder satisfacer esta necesidad, debemos adaptar nuestro lenguaje y las explicaciones a las capacidades de los niños, ser claros en nuestras respuestas, y sobre todo ser honestos (González Rabanillo y Olivaderes Delgado, 2018; Alzheimer’s Association, 2016). Mostrarse accesibles, no evitar sus preguntas y proporcionar explicaciones concisas es imprescindible para poder explicar a los más pequeños qué ocurre con nuestros mayores.

Aunque pueda parecernos que no están preparados para entenderlo, un estudio cualitativo llevado a cabo desde el ámbito de atención primaria mostró que el 100% de los niños encuestados habían entendido la explicación que se les había proporcionado acerca de la patología de sus familiares (Media Badia, 2014).

 

 

Entre los principales aspectos que tratar cuando les damos información, es necesario resaltar el carácter degenerativo de la enfermedad y los principales cambios que pueden aparecer. Podemos explicar que la demencia supone un desorden progresivo que afecta a las funciones intelectuales superiores, como la memoria, el lenguaje o el razonamiento.

Esto les hará ver por qué el abuelo empieza a tener dificultades para realizar tareas cotidianas y puede presentar confusión o dificultades en el lenguaje (González, 2012). Es posible que olvide ciertas cosas o se despiste, que se pierda, que no nos entienda bien cuando le hablemos, que no nos preste atención o que no se exprese adecuadamente.

Es importante explicar a los niños que el abuelo no se ha vuelto “loco”, sino que sufre una forma de deterioro y que los cambios son consecuencia de ello (Herrera, 2015).

Además de ayudarles a comprender la problemática, es importante mostrarnos disponibles para resolver sus dudas. Especialmente entre los más pequeños, que pueden preguntarse si ellos van a sufrir demencia, si son responsables de lo que ocurre, si existe tratamiento o si su abuelo va a morir pronto (Cadwell. et al., 2020; Alzheimer’s Association, 2016).

Por eso, es muy importante explicarles el carácter progresivo de los síntomas y que pueden darse cambios de humor bruscos o repentinos (Baltar, et al., 2017) pero que éstos no van contra ellos.

Podemos decirles también que, aunque no existe una cura, podemos hacer cosas para evitar que el abuelo empeore, como, por ejemplo, estimularlo con actividades cognitivas o realizar con él actividades gratificantes (Herrera, 2015).

Así mismo, hay que destacar que la demencia y el deterioro cognitivo son enfermedades de adultos y que ellos no tienen riesgo de padecerlas.

La idea no es prepararles para un triste desenlace, sino ayudarles a sobrellevar mejor una situación ya suficientemente dura para todos (Cadwell et al., 2020).

En este sentido, resulta fundamental dar a los más pequeños algunas pinceladas sobre cómo actuar para evitar situaciones desagradables, ya que sentirse inseguros es una reacción normal cuando nos enfrentamos a esta situación (Alzheimer’s Association, 2016).

 

RECOMENDACIONES

Siguiendo las principales guías de cuidado, os presentamos las siguientes recomendaciones (González, 2012):

  • Evitar las confrontaciones y conflictos, no enfrentarse al mayor o intentar no generar discusiones.
  • Antes de decirle algo al abuelo, saber que tenemos su atención (por ejemplo, asegurarnos de que nos mira) y utilizar frases sencillas y cortas en nuestras peticiones.
  • No hablar varias personas al mismo tiempo y evitar las distracciones.
  • Simplificar las tareas, por ejemplo, fragmentándolas en pequeños pasos.
  • Intentar mantener el humor y mostrar afecto siempre que tengamos ocasión.

 

LIBROS PARA NIÑOS

Existen numerosos materiales digitales que pueden ser útiles para ayudar a comprender a los más pequeños la enfermedad. Los libros ayudan a los niños a entender los cambios ocasionados por la demencia y ayudan a mantener la relación con el familiar afectado.

Todos ellos refuerzan una idea fundamental: la persona continúa siendo la misma, aunque se hayan producido cambios, con su misma narrativa vital y con las mismas necesidades de afecto que antes (Cadwell, Falkus y Sako, 2020; Baker et al., 2018).

Uno de los mayores problemas que plantean estos libros es que relacionan la demencia con la edad. Como apuntan algunos autores, esto puede ocasionar problemas de comprensión en niños o adolescentes con:

  • Padres con demencias de inicio muy temprano.
  • Familiares con patologías con cambios comportamentales más evidentes, como pueden ser las demencias frontotemporales (Cadwell et al., 2020; Baltar et al., 2017).

En estos casos, es especialmente importante hacer énfasis en que la persona con demencia o deterioro cognitivo no está loca o es una persona mala, sino que su comportamiento es consecuencia de la enfermedad o del deterioro que padece. (Herrera, 2015).

 

 

ACTIVIDADES EN FAMILIA

De cara a mantener una buena relación entre los niños y los familiares afectados por demencia o deterioro cognitivo, conviene animar a los más pequeños a compartir actividades con los mayores.

Algunas de estas actividades pueden ser juegos, ratos de lectura, juegos de mesa, actividades domésticas adaptadas, etc.

En las fases más avanzadas, puede ser útil buscar antiguos recuerdos para compartir, escuchar canciones o mirar fotografías. Esto aumentará no solo su conocimiento acerca de la patología sino su sentimiento de eficacia, sintiéndose más útiles.

Por ello, debemos reforzar y reconocer la ayuda que prestan los niños y alentarles en estas tareas (Megido Badia, 2014; González Rabanillo y Olivares Delgado, 2018).

 

MEJORANDO LA RELACIÓN ABUELO-NIÑO

Por último, debemos resaltar que un mayor contacto entre niños y abuelos favorece el conocimiento de la enfermedad y, además, aumenta el respeto en las actitudes de los más pequeños hacia los mayores (Di Bona, Kennedy y Mountain, 2019).

Y, muy importante, recordar que somos el mejor modelo de comportamiento de nuestros niños, por lo que en la medida en que mostremos afecto y compartamos actividades familiares con los mayores, ellos también lo harán (González Rabanillo y Olivares Delgado, 2018).

 

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alzheimer’s Association (2016). Guía parental explicativa para ayudar a niños y adolescentes a comprender la enfermedad de Alzheimer.

Baker, J. R., Jeon, Y. H., Goodenough, B., Low, L. F., Bryden, C., Hutchinson, K., & Richards, L. (2018). What do children need to know about dementia? The perspectives of children and people with personal experience of dementia. International Psychogeriatrics, 30(5), 673-684.

Baltar, A. L., González, M. M., Vara-García, C., Alberto, L. G., Moreno, R. R., & Rodríguez, J. O. (2017). Impacto psicológico de las demencias en las familias: propuesta de un modelo integrador Psychological impact of dementia on the family: Proposal of an integrative model. Revista Clínica Contemporánea, 8(e4), 1-27.

Caldwell, E. F., Falcus, S., & Sako, K. (2020). Depicting Dementia: Representations of Cognitive Health and Illness in Ten Picturebooks for Children. Children’s Literature in Education, 1-26.

Celdrán, M., Triadó, C., y Posada, F. V. (2009). Nietos adolescentes con abuelos con demencia ¿la enfermedad cambia la naturaleza de la relación? Recuperado de http://revistas.ucm.es/analesps/article/view/71641

Celdrán, M., Villar, F., & Triadó, C. (2012). When grandparents have dementia: Effects on their grandchildren’s family relationships. Journal of Family Issues, 33(9), 1218-1239.

Di Bona, L., Kennedy, S., & Mountain, G. (2019). Adopt a care home: An intergenerational initiative bringing children into care homes. Dementia, 18(5), 1679-1694.

González, M. (2012). Manual para el cuidador de pacientes con demencia. Recomendaciones para un cuidado de calidad.

González Rabanillo, N., y Olivares Delgado, R., (2018) ¿Cómo explicar el Alzheimer a los niños? Blog del CRE de Alzheimer. IMSERSO. Recuperado de https://blogcrea.imserso.es/como-explicar-el-alzheimer-a-los-ninos/

Herrera, B. S. Capítulo 10 ¿Qué decir a los niños cuando un ser querido tiene demencia? En Cuidado al niño en situación de enfermedad crónica. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia; 2015.

Megido Badia, M. J. (2014). ¿Cómo viven los nietos la enfermedad de Alzheimer de sus abuelos? Estudio cualitativo en Atención Primaria.

Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar social (2019). Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias (2019-2023). Recuperado de https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/docs/Plan_Integral_Alhzeimer_Octubre_2019.pdf

 

Gimnasia suave para mayores – II.

 

¡Continuamos con el programa de ejercicios para mayores! Recuerda hacer estos movimientos tranquilamente y con suavidad.

Te recomendamos empezar por la primera parte de los ejercicios que ya hemos publicado: los encontrarás en el artículo Gimnasia suave para mayores – I.

 

5. TRONCO

Ejercicio 1: comenzamos sentados y con la espalda bien recta.

Giramos la cabeza hacia la derecha, intentando mirar lo más atrás posible. Repetimos 10 veces. A continuación, repetimos hacia 10 veces hacia la izquierda.

Ejercicio 2: seguimos sentados. Colocamos los brazos en cruz (poniendo las manos en los hombros).

Subimos el tórax hacia arriba y después hacia abajo, buscando llegar con el tórax a los muslos.

Ejercicio 3: cambiamos de posición, así que ahora nos ponemos de pie para trabajar la flexibilidad de la columna.

Con movimientos suaves tocamos con la mano derecha la rodilla izquierda. Si llegamos, podemos tocar el tobillo o el pie. Después, repetimos en el otro lado.

 

6. TOBILLOS

Ejercicio 1: volvemos a sentarnos.

Hacemos círculos con los tobillos: 10 círculos en el sentido de las agujas del reloj y otros 10 en el sentido contrario.

Ejercicio 2: seguimos sentados.

Ahora hacemos un movimiento de flexión y extensión con los tobillos. Es decir, sube la punta del pie y después bájala.

Repite 10 veces.

Ejercicio 3: continuamos sentados.

Ahora subimos la punta de los pies, de modo que los talones se despeguen. Repetimos 10 veces. A continuación, subimos los talones, como si nos pusiéramos de puntillas.

7. RODILLAS

Ejercicio 1: en posición sentada, damos 10 patadas con el pie derecho, y otras 10 con el izquierdo.

Ejercicio 2: ahora hacemos pequeños movimientos hacia arriba. Repetimos 10 veces con cada pierna.

 

Ejercicio 3: nos quedamos con la pierna arriba y hacemos 10 círculos en sentido horario y otros 10 en sentido anti-horario.

Y ahora cambiamos de pierna y repetimos.

 

8. CADERAS.

Ejercicio 1: subimos la rodilla derecha lo más arriba posible 10 veces. Lo repetimos con la rodilla izquierda

Ejercicio 2: con los pies apoyados en el suelo abrimos y cerramos las rodillas 10 veces.

Ejercicio 3: ¡último ejercicio, chicos!

Nos ponemos de pie con las piernas separadas. Doblamos las rodillas 10 veces suavemente manteniendo la espalda recta.

 

ESTIRAMIENTOS

Es importante acabar con una pequeña sesión de estiramientos.

 

ESTIRANDO EL CUELLO

Con una mano en un lado de la cabeza, empujamos muy suavemente hacia el lado contrario para estirar todo el cuello.

Después pasamos al centro y estiramos hacia delante. Para terminar, empujamos la cabeza hacia el otro lado.

 

ESTIRANDO LOS HOMBROS

Cruzamos el pecho con el brazo derecho sin doblar el codo. Con la mano izquierda empujamos hacia nosotros el brazo a nivel del codo. Permanecemos 20 segundos en esta posición.

Repetimos el ejercicio con el otro lado.

 

ESTIRANDO LAS MUÑECAS

Ponemos la palma de la mano hacia abajo con el codo extendido. Cogemos los dedos con la otra mano y apretamos hacia abajo.

Estamos 20 segundos en esta posición y cambiamos de brazo.

 

Después, hacemos lo mismo pero con la palma de la mano hacia arriba en lugar de hacia abajo.

 

 

ESTIRANDO EL TRONCO

Nos ponemos de pie. Llevamos una mano a la cadera y la otra la subimos lo más arriba posible.

Ahora inclinamos el tronco para estirarnos y cambiamos de lado.

 

ESTIRANDO LAS PIERNAS

Nos sentamos en la silla.  Extendemos las piernas todo lo posible y, poco a poco, bajamos el tronco para tocar las rodillas o, si se puede, el tobillo.

Empezamos con el lado derecho y después de 20 segundos cambiamos de lado.

 

¡¡BUEN TRABAJO!!

 

 

Gimnasia suave para mayores – I .

 

¡Os presentamos el programa de ejercicios para hacer desde casa y movernos juntos!

Es un conjunto de ejercicios para hacer tranquilamente y concentrarse en ellos. Intenta tener la máxima amplitud de movimientos posible. Pero, insistimos, ¡de manera lenta!

 

¿A quiénes van dirigidos?

A los mayores que queráis seguir activos. Son ejercicios suaves y adaptados para vosotros.

También, si eres cuidador de una persona mayor, estos ejercicios son perfectos para que le guíes y ayudes. Cuanto más activo esté, mejor será para su salud física y bienestar mental.

¿Qué necesitamos?

Sólo una silla .

¿Cuánto tiempo tenemos que dedicarles?

Lo idóneo son 15 minutos diarios, sin presionarte y haciendo pausas entre ejercicios.

 

1. CUELLO

Ejercicio 1:  sentados, vamos a hacer 10 círculos en un sentido con nuestra cabeza y otros 10 círculos en el otro sentido de manera suave.

Ejercicio 2: decimos  «SÍ» con la cabeza (de arriba a abajo) haciendo 10 repeticiones.

Ejercicio 3: decimos  «NO» con la cabeza (de izquierda a derecha) haciendo 10 repeticiones.

 

2. HOMBROS

Ejercicio 1: haz 10 grandes círculos con el brazo derecho extendido, haciendo 10 hacia delante y 10 hacia atrás. Luego hazlo con el izquierdo.

Ejercicio 2: estira los brazos, ponlos a la altura del hombro y haz pequeños círculos hacia delante. Hazlo 10 veces y repítelo con otros 10 círculos hacia atrás.

Ejercicio 3:  subimos y bajamos los brazos desde la zona de la cadera hasta encima de la cabeza. Repítelo 10 veces.

 

3. CODOS

Ejercicio 1: con los brazos a lo largo del cuerpo, dobla los codos hasta que acerques la mano al hombro.

Ejercicio 2: pon las manos en los hombros. Desde esta posición, haz grandes círculos con los codos (10 hacia delante y 10 hacia atrás).

Ejercicio 3: en la misma posición, imagina que tienes un lápiz en lugar de un codo: ahora escribe los números del 1 al 20 con el codo derecho. Y ahora con el izquierdo. Es divertido, ¿verdad?

Ejercicio 4: ahora vamos a escribir estas palabras con nuestros codos:

  • Sol.
  • Comer.
  • Feliz.
  • Memoria.

¡Puedes añadir más palabras, si te apetece!

Ejercicio 4: seguimos con los codos flexionados. Intenta acercarlos entre sí y vuelve a la posición inicial. Repítelo 10 veces.

 

4. MUÑECAS

Ejercicio 1: pon la palma de la mano hacia arriba. Ahora flexiona y extiende la muñeca. Ojo: ¡ten cuidado de no doblar el codo! El brazo debe estar bien extendido.

Ejercicio 2: haz lo mismo que en el ejercicio 1 pero con la palma de la mano mirando hacia abajo.

Ejercicio 3: coge un pequeño peso (por ejemplo una botella de agua de medio litro). Repite los ejercicios 1 y 2 con el peso. Ya sabes: primero con la palma hacia arriba y luego hacia abajo.

 

¡BIEN HECHO!

Si has hecho los ejercicios hasta aquí, ¡enhorabuena!

En breve, publicaremos la segunda parte :)