Andrea Valera Antonete y Miguel Ángel Maroto Serrano – Manual de supervivencia para cuidadores de Alzheimer y otras demencias (parte 2)

 

En la primera parte de este artículo nos aproximamos a las alteraciones del comportamiento más habituales. Hoy te daremos estrategias y soluciones para que sepas cómo abordarlas.

HERRAMIENTAS NO FARMACOLÓGICAS.

Nos vamos a centrar en las terapias que no implican fármacos. Son totalmente compatibles con los medicamentos que haya prescrito el médico y tienen un papel crucial para la que el paciente tenga la mejor evolución posible.

¿De qué hablamos cuando nos referimos a estas terapias?

Son actividades centradas en los sentidos, la música, las emociones, el arte o las actividades físicas. Todas ellas contribuyen a estabilizar las alteraciones de conducta que pueda sufrir tu familiar.

Por ejemplo…

Cuando aparecen los episodios problemáticos es importante adaptar el ambiente en que nos encontramos.

Pongamos esta situación: tu familiar se ha enfadado y no consigues que se calme. Para conseguir que se tranquilice nos puede ayudar adaptar el ambiente buscando su mayor bienestar : por ejemplo, bajar la luz de la sala o del lugar donde se encuentre; eliminar sonidos que puedan molestar e interferir en nuestro mensaje (televisión, radio…); o parar la actividad que esté realizando en ese mismo instante si vemos que le altera.

Tengamos en cuenta que, cuando las conductas alteradas comienzan a ser contraproducentes para la persona y se repiten sin que logremos nuestros objetivos, es conveniente concertar una cita con el especialista para valorar la posibilidad de administrar fármacos que reduzcan o equilibren dichas conductas.

Es esencial tener en cuenta los siguientes consejos para mejorar la relación de entre el enfermo y el cuidador. De esta forma, podremos garantizar el mayor bienestar para ambos. Veamos las recomendaciones de expertos en la materia (Fernández, Montorio y Díaz, 1997).

  1. Utiliza frases cortas y de fácil comprensión.

Usa términos y palabras sencillas, frases cortas y repite siempre que sea necesario. Ten paciencia, aunque a veces cueste.

 

  1. Mi familiar no tiene conciencia de su enfermedad o no se acuerda de que la tiene.

Recuerda que, siempre que sea posible, la persona tiene derecho a saber qué le pasa, qué tipo de demencia tiene y, además, conocer sus consecuencias.

Es buena idea ofrecer apoyo psicológico si es necesario, para que la persona sobrelleve lo mejor posible cada uno de los estadios de su enfermedad.

¿Qué no debemos hacer? No es conveniente repetir de forma insistente ni intentar razonar con la persona cuando se muestra a la defensiva y cuando percibimos que no quiere tener más información al respecto.

Lo mejor es aportar al familiar enfermo afecto, comprensión, comunicación, escucha activa, apoyo y acompañamiento, siempre sin llegar a conflictos cuando la persona no reconoce tener la enfermedad ni padecer ninguno de los síntomas.

 

  1. Mi familiar tiene alteraciones de los sentidos, episodios de delirio o alucinaciones.

No contradigas ni razones con la persona. En su mente, lo que ocurre es real. Utiliza el contacto físico y visual para tranquilizar y reconducir la situación. Concentra su atención hacia otra actividad o estímulo.

 

  1. Tiene episodios de agresividad o agitación.
  • Busca alternativas a la agresividad. Por ejemplo, propón una actividad en la que deba mantener la atención hacia otra tarea y que le impida continuar con la conducta agresiva. Así reconduciremos la situación.
  • Mantén la calma e introduce otra conversación sobre algo que le guste o le motive.
  • Tu tono de voz debe ser pausado, tranquilo y dar confianza. Sabemos que a veces es difícil mantener la calma, pero alterarnos o levantar la voz no va ayudar.
  • Utiliza el tacto para tranquilizarle, por ejemplo, coge su mano y mantén el contacto visual cuando le hables.

 

  1. Sufre alteración del sueño.
  • Acondiciona bien el dormitorio. Debe ser un lugar tranquilo y agradable para descansar.
  • Es importante que durante el día realice actividades que conlleven cansancio físico y mental.
  • Antes de dormir haced actividades relajantes, siempre que sea posible, (ejercicios de respiración, de visualización, etc.)
  • Es muy importante mantener siempre horarios fijos y una rutina.
  • Si es necesario, consulta con profesionales médicos.

  1. Alteración de la conducta alimentaria.
  • Intenta mantener una rutina semanal o mensual de comidas equilibradas.
  • Respeta el ritmo de comida y la cantidad. Busca suplementos si fuese necesario durante el resto del día.
  • Intenta cumplir con las cinco comidas diarias.
  • Si no recuerda haber comido, haced un ejercicio de regresión y explicación de la última comida.

 

  1. Alteración de esfínteres.
  • Crea rutinas a la hora de ir al baño: al despertar, antes de cada una de las comidas y antes de acostarse.
  • Controla la hidratación durante el día. Es importante que beba lo suficiente.
  • Evita que haga grandes ingestas de líquido durante la cena para evitar micciones e interrupciones durante la noche.
  • Emplea absorbentes, si es necesario, para mayor comodidad ante posibles episodios de escape.
  • Siempre que la persona siga siendo independiente, anima a que acuda al baño para sus necesidades.
  • Si se produce un episodio de incontinencia, no culpabilices o riñas a la persona. Habla, tranquiliza y busca soluciones. Crea un ambiente confortable y facilitador donde se sienta cómodo/a.
  • Adapta el baño para facilitar la asistencia tanto del familiar enfermo como de la persona cuidadora al ayudarle.

 

  1. Alteración de la personalidad y del estado de ánimo (apatía, depresión, etc.)
  • Busca actividades que le motiven y le gusten. Una buena idea es que estén relacionadas con labores que hayan realizado en algún momento vital.
  • Intentar que se sienta útil colaborando en las actividades del hogar según las capacidades que presente en ese momento.
  • Fomenta actividades y relaciones grupales (vecinos, amigos, propia red familiar, etc.)
  • Emplea la escucha activa, prestando atención a los que te quiera contar.
  • No insistas ni presiones cuando la persona no quiera realizar ninguna actividad.

 

  1. Mi familiar deambula sin rumbo por casa.
  • No impidas, sujetes ni obligues a la persona a no moverse: puedes provocar mayor agitación e incluso episodios de agresividad.
  • Intenta no prestar atención a la conducta de deambulación. No lo tomes como algo personal que te cause enfado.
  • Crea un ambiente seguro en el hogar apartando todos los objetos que puedan resultar peligrosos para la deambulación.
  • Emplea señales de orientación en los distintos lugares de la casa.
  • Intenta mantener a la persona siempre localizada, evitando el riesgo de fuga o pérdida.
  • Acompaña a tu familiar siempre que sea posible a zonas seguras de la casa donde puedas animarle a que haga actividades que capten su atención.
  • Fomenta la realización de ejercicio físico, como dar paseos o hacer gimnasia suave guiada por profesionales.

 

  1. No recuerda el nombre de las cosas (agnosia).
  • Motívale a seguir estimulando su capacidad para identificar objetos.
  • Escucha y ayuda a que identifique los objetos que no sea capaz de visualizar o percibir correctamente.
  • No le culpabilices cuando se equivoque.

 

LA ORGANIZACIÓN ES ORIENTACIÓN Y SEGURIDAD: CONTROLA SU AMBIENTE.

  • Intenta mantener sus rutinas diarias.
  • Mantén siempre los objetos en los mismos lugares para evitar confusiones y desorientación.
  • Utiliza tarjetas identificativas, si es necesario, en el hogar para que tu familiar pueda identificar que se encuentra en cada una de las salas o reconozca los muebles y otros objetos.
  • Elimina objetos que puedan provocar accidentes en el domicilio: alfombras, cuchillos, etc.

BUSCA APOYO.

Es importante que seas consciente de que en ocasiones es recomendable buscar ayuda para ofrecer el mejor cuidado para nuestro familiar. No olvides la importancia de equilibrar la vida del cuidador y evitar el riesgo de padecer sobrecarga.

Existen diferentes tipos de ayuda a la dependencia para centros especializados en estimulación cognitiva, centros de día, residencias o servicio de ayuda a domicilio. Es importante contar con los profesionales sanitarios para encontrar la mejor opción disponible.

 

FOMENTA LA INDEPENDENCIA.

Siempre que sea posible, lo ideal es que la persona pueda seguir realizando todas aquellas actividades o tareas que siempre ha desempeñado. Así no se genera tanta presión ni sobrecarga sobre el cuidador o cuidadora.

 

AUTOCUIDADO: ¿QUÉ HARÍA YO SIN MÍ?

Esta pregunta es esencial para entender cómo debe ser el cuidado de una persona con demencia. Es importante conservar la parcela individual y del propio cuidado.

Si el cuidador/a enferma o comienza con problemas físicos o psicológicos, terminará repercutiendo en el cuidado y en la relación con el familiar enfermo.

Recuerda que el cuidado empieza en ti:

  • Realiza actividad física.
  • Sigue manteniendo actividades de ocio y relación con familiares, amigos, vecinos y tu red próxima de apoyo.
  • Realiza ejercicios de respiración diafragmática y relajación cuando te sientas agobiado por la situación.
  • Buscar ayuda: asociaciones, puntos de información, charlas o recursos sociales o comunitarios si fuera necesario.
  • Busca el equilibrio de la triada laboral-familiar-cuidado.
  • Establece rutinas propias.

 

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Emerson, E. (1995). Challenging Behavior. Cambridge: Cambridge University Press.

Fernández, M. I., Montorio, I. y Díaz, P. (1997). Cuando las personas mayores necesitan ayuda. Guía para cuidadores y familiares. Vol. 1: Cuidarse y cuidar mejor. Madrid: Instituto de Migraciones y Servicios Sociales.

Fernández, M. I., Montorio, I. y Díaz, P. (1997). Cuando las personas mayores necesitan ayuda. Guía para cuidadores y familiares. Vol. 2: Resolviendo problemas difíciles. Madrid: Instituto de Migraciones y Servicios Sociales.

Kaplan, H. I. y Sadock, B. J. (1990). Psiquiatría clínica. Buenos Aires: Editorial Médica Hispanoamericana.

Peña-Casanova, J. (1999). Las alteraciones psicológicas y del comportamiento en la enfermedad de Alzheimer. Definición, descripción, guías de intervención y consejos. Barcelona: Fundación la Caixa.

Andrea Valera Antonete y Miguel Ángel Maroto Serrano – Manual de supervivencia para cuidadores de Alzheimer y otras demencias (parte 1)

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Sara Montes Álvarez y Miguel Ángel Maroto Serrano – Diferencia entre depresión y demencia.

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Elena Fernández Méndez y Miguel Ángel Maroto Serrano –  Música para cuidadores

MÚSICA PARA CUIDADORES

 Hoy traemos una novedad al blog de Ahora Centros: entrevistamos a Conxa Trallero, experta en músico terapia para la ansiedad y el estrés en personas dedicadas a la atención de otras, como los cuidadores de mayores.

Conxa es Doctora en Ciencias de la Educación, Máster en Músico Terapia, profesora en el Conservatorio de Barcelona y pianista.

 

¿La musicoterapia que propone Conxa es para mí?

Sí, si te identificas con:

  1. Ser un familiar responsable de los cuidados continuos de una persona dependiente y a veces sientes agotamiento y angustia.
  2. Ser un profesional sanitario encargado del cuidado de mayores (médico, enfermero, psicólogo, fisioterapeuta, logopeda, auxiliar…) y el estrés y el burnout hacen mella en ti a veces.

En ambas situaciones, es fundamental reconocer los primeros síntomas psicológicos y físicos y valorar la importancia del autocuidado (Fandiño, 2019).

A menudo, por distintos motivos (exceso de responsabilidad, tristeza al ver al familiar enfermo, imposibilidad de delegar por no contar con una red de apoyo, estrés laboral…) los cuidadores descuidáis vuestro propio cuidado. Esto incrementa el riesgo de que los síntomas se agraven y la calidad de vida se vea seriamente disminuida.

Los cuidadores debéis tener herramientas de afrontamiento, ser conscientes de su importancia y pedir ayuda profesional.

Es común, por ejemplo, la asistencia a sesiones de Mindfulness, a grupos de apoyo y también la intervención musicoterapéutica, que supone una gran ayuda para que los cuidadores podáis recuperar un estado físico y emocional saludable. Esto os beneficia al cuidador y a quienes os rodean, incluida la persona dependiente.


La Dra. Conxa Trallero nos habla en esta entrevista de su método “Musicoterapia Autorrealizadora para el estrés asistencial (MTA)”:

 

Buenas tardes, Conxa, ¿cómo definirías la MTA?

Es una técnica que ayuda a restablecer la salud física, emocional y mental a través de la música y de la práctica musical.

Es una terapia complementaria, puesto que muy a menudo se asocia a otras terapias, como la medicina, la psicología, la logopedia, la rehabilitación…

No se puede decir que cure enfermedades sino que al mejorar el estado anímico del paciente aumenta sus defensas y sus posibilidades de mejora.

 

¿Hubo algún detonante en concreto que te llevara a desarrollar la MTA?

Una inquietud derivada de mi labor docente. Quería enseñar música de una manera más vivencial, así que empecé a buscar técnicas que me llevaron a la musicoterapia.

 

La MTA está enfocada, en principio, a tratar el burnout/estrés de profesionales asistenciales. ¿Es útil también en cuidadores no profesionales?

La MTA se puede usar en cualquier situación de estrés y ansiedad, sea cual sea su origen; tanto si la causa es profesional/laboral o como si es debida a presiones y conflictos personales.

La musicoterapia ayuda mucho en todas las situaciones de estrés.

 

¿En qué casos recomendarías la aplicación individual y la grupal, o ambas?

Lo ideal es poder hacer sesiones individuales y de grupo, de forma paralela. También es cierto que depende de la situación que esté viviendo el usuario.

Yo soy muy partidaria de las sesiones de grupo (pequeño, de 8 personas máximo) porque permite sentir el soporte emocional de los compañeros, y las actividades de cantar y tocar instrumentos se enriquecen mucho al realizarlas todos juntos.

Crear música conjuntamente es una experiencia muy gratificante y que aumenta la autoestima, la realización personal y ofrece a las personas unas vivencias de plenitud muy importantes para su desarrollo y curación.

¿Cuáles son los beneficios más reconocidos por los usuarios?

Se sienten más relajados, más conectados con su interior y más centrados y en paz. Mejora mucho su estado anímico.

Se crean vínculos emocionales con el grupo, lo que les proporciona soporte y crea confianza.

Todo ello deriva en una expresión y comunicación cálida entre todos los participantes. Se sienten queridos y aceptados.

 

Como la Dra. Trallero explica en la entrevista, es recomendable que los cuidadores que opten por beneficiarse de la Musicoterapia Autorrealizadora acudan a sesiones tanto individuales como grupales. No es necesario que el cuidador sepa música, pero sí es esencial que quien imparta las sesiones sea un Musicoterapeuta profesional titulado.

A través de las improvisaciones vocales e instrumentales, con las propiedades terapéuticas de la música, los usuarios vivencian un proceso de crecimiento personal, tomando consciencia de sus cualidades y expresando a través su mundo interior.

Se refuerza, así, su autoestima y rebajando sus niveles de ansiedad y estrés.

 

EJERCICIOS PRÁCTICOS.

Algunos de los ejercicios propuestos por la Dra. Trallero los podéis realizar de modo individual como la “Tensión y distensión” (Trallero, 2008), que consiste en expresarnos con nuestra voz libremente con el objetivo de reducir nuestra tensión y realizando a la vez movimientos con el cuerpo.

¿Cómo se hace? Partiendo de una posición tensa (de encogimiento, con los puños cerrados) pasa a una distensión tanto corporal como de la voz, emitiendo sílabas variadas de dos en dos.

Otras actividades están pensadas para realizarse en grupo, favoreciendo las relaciones sociales y la creación de lazos emocionales con otras personas.

Por ejemplo, “Sintonizo con las voces” (Trallero, 2008), que consiste en prestar atención a los sonidos emitidos por otros miembros del grupo, fijarnos en qué sensación nos producen y responder a aquellos con los que se siente más afinidad.

En conclusión, la música es una herramienta muy útil para que los cuidadores:

  • Exploréis vuestro interior.
  • Expreséis sentimientos.
  • Favorezcáis vuestra autoestima.
  • Y paliéis los efectos de la ansiedad, el estrés y el agotamiento tan frecuente en quienes dedicáis vuestra vida a asistir a personas dependientes.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Fandiño, L. A. (2019).  Efecto de la musicoterapia en la reducción de la sobrecarga física y emocional en un grupo de cuidadores en la ciudad de Bogotá D. C. Recuperado de http://www.bdigital.unal.edu.co/71556/

Trallero, C. y Oller, J. (2008). Cuidados musicales para cuidadores. Musicoterapia Autorrealizadora para el estrés asistencial. Bilbao. Editorial Desclée de Brouwer, S. A.

Francisco Camino Sánchez y Miguel Ángel Maroto Serrano –  Beneficios del mindfulness en el Alzheimer.

 

BENEFICIOS DEL MINDFULNESS EN EL ALZHEIMER

¿Conoces los beneficios de la meditación y la relajación en diferentes enfermedades y en nuestro día a día? Si la respuesta es no o no estás del todo seguro… ¡nosotros te los contamos!

Está más que demostrado que relajarse y respirar unas veces al día de forma intencionada tiene resultados muy positivos para el control del estrés y la regulación emocional. También nos ayuda a lidiar con los conflictos y relacionarnos de una manera más relajada con las personas que nos rodean (Guendelman et al. 2015).

Y es que mindfulness o “atención plena” es toda una filosofía de vida. Más que una técnica en sí, es una forma de estar en el mundo.

 

TE SEGUIMOS CONTANDO.

Corrían los años 80 cuando…

El modo “piloto automático” o en el que estamos inmersos en el día a día hace que prestemos atención a todo y a nada al mismo tiempo. El piloto automático o “default network” tiene una red cerebral en nuestra cabeza que se encarga de pensar por ti cuando no estás pensando en nada concreto.

Vendría a ser la zona del cerebro que está activada cuando te dicen “¡estás empanado!”. Este área del cerebro está implicada en la rumiación y en el pensamiento divagante.

¿Qué buscamos con el mindfulness? Entrenar la atención para centrarnos en los que nos interesa y descartar lo que no.

¿Sabías que centrar la atención y meditar unos minutos al día también reduce la activación de esta región? (Garrison et al. 2015). ¡Así es! De hecho, cuando realizamos ejercicios que requieren un esfuerzo cognitivo, debemos tener una baja activación del “modo piloto automático” y una alta en las áreas que se encargan de ejecutar una acción específica.

Pero vamos a lo que realmente es de interés para el campo que nos toca…

 ¿CÓMO AYUDA EL MINDFULNESS A LAS PERSONAS CON PÉRDIDAS DE MEMORIA?

Hay evidencia suficiente de que la meditación mejora no sólo la memoria sino también la atención, la velocidad de procesamiento y las funciones ejecutivas en edades avanzadas (Gard et al. 2014; Marciniak et al. 2014).

Además, los estudios muestran que aspectos como la regulación  de la atención o el autocontrol son mejorados de forma funcional y estructural en el cerebro (Luders, 2014; Boccia et al. 2015).

Por si fuera poco, el mindfulness incrementa la actividad de los telómeros de los cromosomas (¡encargados de tener un mejor envejecimiento!), la baja presión sanguínea y el ritmo cardíaco (Innes and Selfe, 2014).

Para aquellas personas que experimentan un deterioro cognitivo leve y quejas subjetivas de pérdidas de memoria, el mindfulness puede ayudarles mejorando la calidad de vida, la cognición y el bienestar general (Wells et al. 2013).

Además, también disminuye la intensidad de la preocupación en este tipo de pacientes (Lenze et al. 2014). Es importante destacar que hay resultados más positivos para los pacientes leves que para los moderados.

Un estudio de Hernández-Quintana y Barrachina (2015) que se realizó en Canarias, realizó un experimento utilizando un enfoque de mindfulness basado en estimulación en la enfermedad de Alzheimer (MBAS) y sus resultados concluyeron que este tipo de modalidad de mindfulness podría alargar  las funciones cognitivas durante un periodo de dos años. Además, este mismo equipo hizo otro estudio desde el mismo enfoque con hallazgos positivos en las actividades de la vida diaria (Hernández-Quintana et al. 2105).

Hay que añadir que también incrementa la reserva que tiene el cerebro para mantener un nivel cognitivo estable frente al declive de la edad o de algunas enfermedades de la vejez, lo que conocemos como “reserva cognitiva”. Una mejor reserva cognitiva nos protegerá de enfermedades como el Alzheimer (Malinowski and Shalamanova, 2014).

 

¿QUÉ TE PARECE? ¿QUIERES SABER MÁS?

Pues entonces deberíamos decirte que si eres cuidador de alguien que padece la enfermedad de Alzheimer o alguno de sus estadios previos también es importante para ti.

Ya sabemos que cuidar a una persona con demencia es más estresante que cuidar a una persona que no padece ninguna enfermedad. Los cuidadores muestran unos mayores niveles de depresión, ansiedad y un peor rendimiento ejecutivo (Allen et al. 2017; Kim and Schulz. 2008; Mahoney et al. 2005).

En la Universidad de Medicina de Tasmania (Australia) se estudió cuáles eran los beneficios de la atención plena en cuidadores. Los hallazgos concluyeron que mejoraban los estados de ánimos depresivos, el impacto que producía la enfermedad y la calidad de sus vidas (Jaffray et al. 2016).

 

¡Así que no hay excusa! ¡Todos juntos a meditar unos minutitos al día!

Decimos todos juntos porque también hay evidencia de que haciendo mindfulness de manera conjunta, es decir, cuidadores y pacientes a la vez en grupo, se observaron  beneficios como la reducción de síntomas depresivos y mejorías en calidad de vida (Paller et al. 2014).

Con unos minutos al día de focalización de la atención bastará para notar en unas semanas algunos de los beneficios más frecuentes. Aunque el programa que se lleva a cabo en los cursos habituales y en las prácticas formales suelen ser de sesiones de dos horas y media cada semana, más una práctica regulada de meditación, no es necesario siempre seguir estrictamente el programa.

Aunque sin duda nos beneficiaríamos más con una práctica continuada y formal, también contamos con la posibilidad de hacer “meditación informal”.

¿Qué…qué es esto de la meditación informal? Es sencillo. No es más que tomar conciencia a través de la atención de todas aquellas acciones que hacemos de forma automática en nuestras rutinas. Por ejemplo, ducharnos, lavarnos los dientes, comer o… ¡incluso caminar!

Se trata de darnos cuenta del conjunto de sensaciones que llevan inherentes cosas básicas en nuestro día a día.

¿Cuántas veces sentimos que la atención nos baila o se nos va a una preocupación?

Poner el foco atencional en lo externo mejora nuestra manera de ver las cosas, además de entrenar nuestra atención.

Al fin y al cabo, es algo que ya hacían los monjes budistas hace miles de años. Si a ellos les funcionaba, ¿por qué a nosotros no?

 

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Allen, A. P., Curran, E. A., Duggan,Á., Cryan, J. F., Chorcoráin, A. N., Dinan, T. G., et al. (2017). A systematic review of the psychobiological burden of informal caregiving for patients with dementia: focus on cognitive and biological markers of chronic stress. Neurosci. Biobehav. Rev. 73, 123–164.

Boccia M., Piccardi L., Guariglia P. (2015). The meditative mind: a comprehensive meta-analysis of MRI studies.BioMed Res. Int. 2015:419808. 10.1155/2015/419808 

Domingo J. Quintana-Hernandez, María T. Miro-Barrachina, Ignacio J. Ibañez-Fernández, Angelo Santana-del Pinoc, María P. Quintana-Montesdeocac, Bienvenida Rodríguez-de Verad, David Morales-Casanovae, María del Carmen Perez-Vieitez, Javier Rodríguez-Garcíag and Noelia Bravo-Caraduje (2015). mindfulness in the maintance of cognitive capacities in Alzheimer´s Disease: A Randomized Clinical Trial.

Domingo Jesús Quintana Hernández & María Teresa Miró Barrachina. mindfulness based stimulation for elderly people with alzheimer´s disease or other types of dementia. Papeles del Psicólogo, 2015. Vol. 36(3), pp. 207-215.

Kim, Y., and Schulz, R. (2008). Family caregivers’ strains: comparative analysis of cancer caregiving with dementia, diabetes, and frail elderly caregiving. J. Aging Health 20, 483–503

Kurth F., Cherbuin N., Luders E. (2017). Aging mindfully to minimize cognitive decline. Cogn. Enhanc. 1 108–114. 10.1007/s41465-017-0027-2

Innes K. E., Selfe T. K. (2014). Meditation as a therapeutic intervention for adults at risk for Alzheimer’s disease – potential benefits and underlying mechanisms. Psychiatry 5:40. 10.3389/fpsyt.2014.00040

Gard T., Hölzel B. K., Lazar S. W. (2014). The potential effects of meditation on age-related cognitive decline: a systematic review. N.Y. Acad. Sci. 1307 89–103. 10.1111/nyas.12348

Garrison, K. A., Zeffiro, T. A., Scheinost, D., Constable, R. T., & Brewer, J. A. (2015). Meditation leads to reduced default mode network activity beyond an active task. Cognitive, affective & behavioral neuroscience, 15(3), 712–720. doi:10.3758/s13415-015-0358-3

Guendelman, S., Medeiros, S., & Rampes, H. (2017). mindfulness and Emotion Regulation: Insights from Neurobiological, Psychological, and Clinical Studies. Frontiers in psychology, 8, 220. doi:10.3389/fpsyg.2017.00220

Jaffray L., Bridgman H., Stephens M., Skinner T. (2016). Evaluating the effects of mindfulness-based interventions for informal palliative caregivers: a systematic literature review. Palliat. Med. 30 117–131.

Paller, K. A., Creery, J. D., Florczak, S. M., Weintraub, S., Mesulam, M.-M., Reber, P. J., et al. (2014). Benefits of mindfulness training for patients with progressive cognitive decline and their caregivers. Am. J. Alzheimer’s Dis. Other Demen. 30, 257-367.

Mahoney, R., Regan, C., Katona, C., and Livingston, G. (2005). Anxiety and depression in family caregivers of people with Alzheimer disease: the LASER-AD study. Am. J. Geriatr. Psychiatry 13, 795–801.

Malinowski P., Shalamanova L. (2017). Meditation and cognitive ageing: the role of mindfulness meditation in building cognitive reserve. Cogn. Enhanc. 1:107 10.1007/s41465-017-0022-7

Marciniak R., Sheardova K., Cermáková P., Hudeček D., Sumec R., Hort J. (2014). Effect of meditation on cognitive functions in context of aging and neurodegenerative diseases. Behav. Neurosci. 8:17. 10.3389/fnbeh.2014.00017

Lenze, E. J., Hickman, S., Hershey, T., Wendleton, L., Ly, K., Dixon, D., et al. (2014). mindfulness-based stress reduction for older adults with worry symptoms and co-occurring cognitive dysfunction.

Wells, R. E., Kerr, C. E., Wolkin, J., Dossett, M., Davis, R. B., Walsh, J., et al. (2013). Meditation for adults with mild cognitive impairment: a pilot randomized trial. Am. Geriatr. Soc. 61, 642–645

 

Andrea Valera Antonete y Miguel Ángel Maroto Serrano – Estimulación cognitiva desde las emociones. 

 

NO ME RECUERDA PERO SABE QUE ME QUIERE.

En el panorama actual, el trabajo que los psicólogos desarrollamos con los pacientes de Alzheimer y otras demencias se centra en la estimulación cognitiva. Es nuestro recurso esencial y más preciado. Trabajamos para mantener la capacidad cognitiva y prevenir el avance de la enfermedad. Sin embargo, a veces se deja de lado el importante papel que tienen las emociones en el Alzheimer y otras demencias.

Y es que no sólo se deteriora lo cognitivo, también se ven alteradas otras áreas, entre ellas la emocional.

Las emociones nos acompañan toda nuestra vida, desarrollándose y conformándose poco a poco. Las modelamos con nuestras experiencias y marcan los pensamientos y comportamientos.

Son fundamentales y no deben dejarse a un lado en momentos tan cruciales como el padecimiento de una enfermedad. A pesar de ello, sigue siendo necesaria esta toma de conciencia. ¿Cómo lo podemos lograr? Con actividades que trabajen de modo directo hacia las emociones.

DOS MOMENTOS CLAVE.

En la enfermedad de Alzheimer y en otras demencias se producen cambios en el estado de ánimo de los pacientes:

  1. En primer lugar, al enfrentarse al diagnóstico.
  2. Después, al ir pasando por los diferentes estadios de la enfermedad. Las personas van detectando pequeños cambios en sí mismos. No todos son capaces de asimilarlos con entereza o poseen buenas estrategias de afrontamiento.

¿CÓMO SE HAN TRATADO LAS EMOCIONES EN EL ALZHEIMER HASTA AHORA?

La depresión y la inestabilidad emocional son frecuentes, tanto al principio como durante todo el avance hasta sus fases finales.

Pero no son los únicos problemas: a lo largo de la enfermedad se pueden producir alteraciones conductuales. Por desgracia,  a menudo se siguen intentando controlar exclusivamente con fármacos e incluso con restricciones físicas en los momentos más críticos.

Los psicólogos somos una clave fundamental en el acompañamiento y asesoramiento para conseguir el mayor bienestar equilibrio emocional posible.

Estudios como el de Olazarán et al. 2010, remarcan la importancia de cuidar la parte emocional del enfermo de Alzheimer y la de sus cuidadores. Según estudiaron, su estado emocional mejora mucho con sesiones de intervención especializadas. Además, se reduce todo el espectro de conductas disruptivas (conductas socialmente no aceptadas) que puede llegar a desarrollarse con estas enfermedades.

TERAPIAS ALTERNATIVAS E INNOVADORAS.

Cada vez son más los profesionales e instituciones que abandonan la farmacología como única solución frente a la inestabilidad emocional, depresión o problemas de conducta.

La musicoterapia, la risoterapia o la arteterapia, por ejemplo, estimulan el plano emocional y cognitivo: la creatividad, la evocación de recuerdos mediante la música o el arte, el sentimiento de grupo…

Por ejemplo, la Fundación María Wolff ha creado la llamada “Terapia de Estimulación Emocional”, bautizada con las siglas T2E®. Su objetivo es formar a los profesionales que creen en un tipo de estimulación diferente y que valoran el plano emocional tanto como el cognitivo.

Este método promueve una metodología de sesiones novedosa: abre una puerta para que los pacientes identifiquen y expresen las emociones negativas y positivas. Busca atraer un gran abanico de emociones positivas. De este modo, conectan con su realidad actual,  y con su pasado, rememorando sus recuerdos más profundos y valiosos.

Tanto es así que, volviendo a hacer mención del artículo de Olazarán et al. 2010, han observado que este tipo de intervenciones favorece, incluso, la mejora de áreas motoras.

Este modelo de intervención trabaja:

  1. Las emociones básicas: alegría, tristeza, ira, asco, miedo y sorpresa.
  2. Las emociones complejas: son las más complicadas. Los pacientes de una enfermedad tipo Alzheimer y demencias tienden a sentirlas con menos intensidad.

¿POR QUÉ ES ASÍ? ¿POR QUÉ LES CUESTA SENTIR EMOCIONES COMPLEJAS?

Veamos la razón: el Modelo de Retrogénesis de Reisberg de 1999, propone que en estas enfermedades ocurre un retroceso que atañe a todo el proceso de pensamiento lógico y al espectro conductual. Con las emociones pasaría exactamente así.

Es decir, las emociones complejas, al ser las últimas aprendidas, son las que se olvidan o deterioran las primeras.

 

¿QUÉ BENEFICIOS CONSEGUIMOS CON LA ESTIMULACIÓN EMOCIONAL?

  • La comunicación con el entorno del paciente.
  • Un aumento en el proceso de socialización y de la autoestima dando un gran sentido a la vida.
  • Aumento de la capacidad de autonomía e independencia.
  • Mejora del sentido de identidad.
  • Incremento de la resiliencia.
  • Mejora del estado de ánimo.
  • Percepción de mejor estado de salud tanto física como mental.

 

UNA ESTRATEGIA PARA CADA FASE DE LA ENFERMEDAD.

Por otra parte, cabe destacar que el trabajo realizado con las personas con Alzheimer y otras demencias depende mucho del tipo de deterioro cognitivo y de la fase en la que se encuentre.

La intervención debe variar y adaptarse a cada persona, sobre todo en aquellas con un deterioro cognitivo muy avanzado, en el que las posibilidades de estimulación o respuesta se ven muy limitadas y la intervención se vuelve muy complicada.

La riqueza emocional se va mermando con el propio avance de la demencia. De ahí que una de las características de la demencia sea la apatía o abulia.

No obstante, en este punto la estimulación emocional es clave, ya que permite obtener una mejor respuesta e implicación. Los psicólogos contamos con un abanico más amplio de estrategias y herramientas de intervención y una mayor eficacia que la estimulación propiamente cognitiva sola.

Empleando aromas, música, elementos fácilmente táctiles, etc. podemos evocar emociones…

En personas con demencias avanzadas es importante no centrarse únicamente en conseguir que expresen verbalmente las emociones, sino que los profesionales podamos detectar signos o síntomas visibles de las propias emociones en cada uno/a de ellos/as.

Una herramienta fundamental es conocer la historia de vida de cada persona. Al saber sus gustos, preferencias, vivencias personales, lugares de pertenencia, viajes, etc. contamos con información muy enriquecedora que facilita el resultado.

A través de una mirada interior, pueden redescubrirse y ser conscientes de lo que sienten y ponerle nombre. Así, de alguna forma, las emociones se vuelven a instalar en ellos/as y forman parte de nuevo de su propio repertorio.

CONCLUSIÓN

Para concluir, es esencial que tanto los profesionales como los cuidadores o familiares tomen conciencia de la labor y el papel fundamental que tienen las emociones durante el proceso de una enfermedad de tipo neurodegenerativo y del poder estimulador que tienen tanto para preservar funciones cognitivas como funciones motoras.

Pero, sobre todo, para lograr una estabilidad y bienestar emocional.

 

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

-Lladó Plarrumaní, A. y Molinuevo Guix, J.L (2008). Impacto psicológico del diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer. Neurología: publicación oficial de la Sociedad Española de Neurología. Vol. 23, Nº 5. 294-298.

-Muñiz, R. (2018). Terapia de Estimulación Emocional T2E®. Fundación María Wolff, Alzheimer y TNFs. VI Edición.

-Olazarán, J., Reisberg, B., Clare, L., Cruz, I., Peña-Casanova, J., Del Ser, T., Woods, B., Beck, C., Auer, S., Lali, C., Spector, A., Fazio, S., Bond, J., Kivipelto, M., Brodaty, H., Rojo J. M., Collins, H., Teri, L., Mittelman, M., Orrell, M., Feldman H. y Muñíz, R. (2010). Eficacia de las terapias no farmacológicas en la enfermedad de Alzheimer: una revisión sistemática. Dementia and Geriatric Cognitive Disorders. Karger AG, Basel.

 –Reisberg, B., Franssen, E.H., Hasan, S.M., Monteiro, I., Boksay, I., Souen, L.E., et al (1999a). Retrogenesis: cli- nical, physiologic, and pathologic mechanisrns in brain aging, Alzheimer’s and other dementing processes. Euro- pean Archives of Pychiatric and Clinical Neuroscience, 249 (Suppl 3), 28-36.

-Rubial- Álvarez, S., De Sola, S., Manchado, M., Sintas, E., Böhm, P., Langohr, K., Muñiz, R. y Peña-Casanova, J. (2013). The comparison of cognitive and functional performance in children and Alzheimer’s disease supports the retrogenesis model. Journal of Alzheimer’s disease, 33. 191-203.

-Trujillo, M. M. y Rivas, L. A. (2005). Orígenes, evolución y modelos de inteligencia emocional. Innovar. ISSN 0121-5051. Vol.15, Nº5. 9-24.  

 

Carlos Verdejo de Antonio y Miguel Ángel Maroto Serrano – Mens sana in corpore sano: también para mayores. Deporte en personas mayores.

 

¿SABÍAS QUE LA ACTIVIDAD FÍSICA PREVIENE EL DETERIORO COGNITIVO?

 

Mantenerse activos físicamente es positivo tanto para pacientes con Alzheimer como para mayores sanos.

Pero comencemos por el principio: ¿qué entendemos por “ejercicio físico” en personas mayores? Hablamos de actividades ligeras o moderadas adaptadas a sus necesidades. Es importante tener en cuenta la condición física de cada persona.

Por suave que sea, el movimiento aporta múltiples beneficios, hasta el punto de considerarse una terapia no farmacológica eficaz en pacientes con deterioro cognitivo.

En Ahora Centros impartimos gimnasia suave guiada por expertos y en grupos pequeños.

 

¿CUÁNTO EJERCICIO HACER?

La recomendación para los mayores de 65 años es:

  1. Hacer al menos 150 minutos de actividad física aeróbica moderada a la semana, o 75 minutos de actividad física aeróbica más intensa.
  2. Para obtener más beneficios, es posible combinar diferentes intensidades.
  3. Debe realizarse durante intervalos de, al menos, 10 minutos.
  4. La actividad física debe incluir fortalecimiento de músculos al menos 2 veces por semana. Mantenernos fuertes ayuda, además, a mejorar el equilibrio y prevenir caídas.
  5. Las personas con dificultades de movilidad deben realizar actividad física al menos 3 veces por semana para mejorar su funcionalidad.

Es importante no realizar sobre-esfuerzos si existen problemas de salud.

 

¿QUÉ EJERCICIO HACER?

El ejercicio aeróbico obtiene los mejores resultados en los estudios.

Es preferible que la actividad no sea muy intensa pero que se realice durante sesiones más largas.

Buenos ejemplos de deporte adecuado son nadar, montar en bici o, simplemente, andar.

 

¿POR QUÉ ES TAN POSITIVO EL EJERCICIO?

Diferentes estudios han comprobado que la actividad física mejora:

  1. La memoria inmediata y la diferida.
  2. El aprendizaje verbal.
  3. La velocidad de respuesta y de procesamiento de la información.
  4. La función ejecutiva.
  5. La ubicación espacial.
  6. La cognición global.

¿A QUÉ SE DEBEN ESTOS BENEFICIOS?

El ejercicio físico genera cambios en la estructura y la función cerebral. En palabras sencillas, el deporte genera una mayor reserva cognitiva.

Y si contamos con más “recursos” cerebrales…

  • Estaremos previniendo el Alzheimer.
  • En caso de sufrirlo ya, la enfermedad irá más lenta.

¿QUÉ DICE LA CIENCIA SOBRE EL DEPORTE Y EL ALZHEIMER?

  1. Se han realizado estudios mediante resonancia magnética nuclear que relacionan la actividad física con un volumen mayor del hipocampo, una importante zona cerebral.
  2. El ejercicio físico disminuye la producción de la proteína beta-amiloide (Aβ). ¿Por qué tiene importancia? Porque esta proteína aparece en mayor cantidad en la corteza cerebral de pacientes con Alzheimer que en la de la población sana.
  3. Se ha demostrado que las personas con deterioro cognitivo que realizan ejercicio físico preservan mejor la corteza frontal, temporal y occipital que pacientes que no lo practican.
  4. Se ha observado un mayor volumen cerebral y de sustancia blanca en personas con Alzheimer que realizan ejercicio físico.

La actividad física no sólo tiene beneficios físicos, sino que contribuye a aumentar el bienestar y calidad de vida del paciente. Además de aportar salud física existe una mejoría en el dominio de las relaciones interpersonales, estabilidad emocional y autoestima.

 

¿QUÉ OCURRE EN EL CEREBRO MIENTRAS HACEMOS DEPORTE?

Durante la actividad física aeróbica hay un incremento de la irrigación sanguínea del cerebro y mejora la utilización del oxígeno y de glucosa, lo que provoca cambios positivos en funciones como el aprendizaje y la memoria.

Además, si se introduce una carga cognitiva durante el ejercicio puede aumentar la neuroplasticidad.

En conclusión, la actividad física es una medida excelente tanto para prevenir el deterioro cognitivo como para las personas que ya lo sufren.

 

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

-Castro-Jiménez, L. E., & Galvis-Fajardo, C. A. (2018). Efecto de la actividad física sobre el deterioro cognitivo y la demencia. Revista Cubana de Salud Pública, 44, e979.

-González, J. L. S., & Arenillas, J. I. C. (2018). Calidad de vida y ejercicio físico: Estudio en una población mayor de 60 años. Calidad de vida, cuidadores e intervención para la mejora de la salud, 103.

-Márquez, N. M., Vergel, M. T. B., & Fernández, M. G. (2018). Promoción de la atención integral en la enfermedad de Alzheimer. Comps. Mª del Mar Molero José Jesús Gázquez Mª del Carmen Pérez-Fuentes Mª del Mar Simón, 77.

-Sánchez, M. Á. A., Ma, M. Á. B., & García-Casares, N. (2019). Efecto del ejercicio físico en la enfermedad de Alzheimer. Una revisión sistemática. Atención Primaria.

-Vargas, J. R. (2018). Deterioro Cognitivo Leve: del concepto a la planificación de ejercicio físico. Revista Terapéutica, 12(1), 16-26.

Aroa Megías Galán y Miguel Ángel Maroto Serrano – Síndrome del atardecer o sundowning.

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Patricia Gil Paterna y Miguel Ángel Maroto Serrano – El poder de los animales en el Alzheimer

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